Iraq atestigua desde principios de octubre la ola de protestas más grande desde 2003, que exigen la mejora de las condiciones de vida, entre otras cosas
BAGDAD
El presidente iraquí, Barham Salih, presentó hoy su renuncia al parlamento para “evitar violar un principio constitucional” y en respuesta a “la voluntad del pueblo” expresada en las movilizaciones sociales que desde octubre, exigen un cambio político.
Agregó que «la posición del Presidente de la República debe responder a la voluntad del pueblo», por lo que «pongo mi disposición a renunciar frente al parlamento», informa el diario árabe Al-Hadath.
En un discurso pronunciado ante el parlamento, rechazó la propuesta presentada por el mayor bloque parlamentario de Asaad Al-Eidani como primer ministro, tras consultarlo con otras fuerzas pues tiene “la responsabilidad de proteger la paz civil y el derramamiento de sangre”.
Al-Eidani es el gobernador de la sureña provincia de Basra, y su nominación ha sido cuestionada por pertenecer a la clase política iraquí cuestionada por su corrupción.
Reconoció que ante la contradicción sobre cuál de los bloques políticos es el mayor, decidió rechazar la candidatura del bloque político ‘Alianza de la Construcción” para nominar al gobernador de la provincia de Basra como primer ministro.
El Artículo 75 de la constitución iraquí establece que «el Presidente de la República puede presentar su renuncia por escrito al Presidente de la Cámara de Representantes, y surtirá efecto después de 7 días a partir de la fecha de su depósito».
Saleh dirigió cuatro copias de su discurso a cada uno de los viceprimeros ministros y al presidente del Consejo Judicial así como al primer y segundo vicepresidentes de la Cámara de Representantes.
“Declaramos nuestra negativa en lo que se indica en la carta del Presidente a la Cámara de Representantes para presentar la renuncia”, dijo el vocero del bloque parlamentario ‘Sabiduría’, Khaled Al-Jashaami como una de las primeras reacciones, informa la agencia NINA.
Iraq atestigua desde principios de octubre la ola de protestas más grande desde 2003, que exigen la mejora de las condiciones de vida, la lucha contra la corrupción, la disolución del Parlamento y las elecciones anticipadas pese a que Adel Abdul-Mahdi ya renunció a su cargo como primer ministro.
Excélsior.