Enrique Ponce y Octavio García “El Payo” salieron como triunfadores en el mano a mano que se celebró en la Plaza de Toros Santa María de Querétaro al cortar dos orejas cada uno de los matadores.
El festejo tuvo que finalizar antes de tiempo, debido a la fuerte lluvia que cayó en el ruedo, por lo que el rejoneador queretano Tarik Othón, ya no pudo salir a matar su segundo astado de la noche.
Enrique Ponce ejecutó un faenón por ambos pitones, con mucha emoción, sentimiento y arte, ejecutando pausados, templados y muy largos derechazos, como si tuviera hipnotizado al burel, quien hacía por la tela siempre con codicia; el tendido se entregó por completo al maestro valenciano, quien concluyó su actuación con una estocada en tres cuartos, caída, fue suficiente para quitarle la vida a “Seguimos Adelante” de la ganadería de Julián Handam y cortarle dos merecidísimas orejas.
De esta forma, Ponce pudo sacarle el trago amargo y entregarle a público queretano una soberbia actuación en el ruedo, luego que al primero de su lote se lastimó una de sus patas, por lo que no estaba en condiciones para la faena, el juez de plaza había ordenado su regreso a los corrales después que había sido picado, pero después cambió su decisión, originando la molestia del espada y del tendido ya que no podía lidiarse.
Por su parte, Octavio García “El Payo· dejó claro en la arena queretana que vive un gran momento en su carrera, ejecutó interesantes faenas a sus enemigos, cortándoles un apéndice a cada uno, ya que no estuvo fino con el acero, al primero de su lote dejó un pinchazo hondo, matándolo en el segundo viaje con un estoconazo en todo lo alto; al segundo de su lote fue media estocada tendida, suficiente para quitarle la vida.
Al momento que empezó a pasear “El Payo” la oreja empezó a caer una fuerte lluvia, por lo que Tarik Othón no pudo lidear al segundo astado de su lote, y sexto del festejo, por lo que dio concluída la corrida de toros.
A su primer enemigo, Othón dejó buenas sensaciones al realizar buenos quiebres y mucho arte sobre sus equinos, dejando en buen sitio los dos rejones de castigo y las banderillas, pero estuvo errático con el rejón de muerte, escuchando un aviso y recurriendo al golpe de descabello para quitarle la vida al burel de la dehesa de “La Venta del Refugio”.
Por: Agustín Zepeda F.