Discriminar implica dar un trato diferenciado, generalmente negativo, contra una persona o grupo de población, cuyo efecto es la negación, limitación o incumplimiento parcial de alguno o varios derechos. Ese trato diferenciado puede tener efectos de extrema gravedad, que pueden llevar incluso a la muerte de las personas, cuando lo que se niega es, por ejemplo, el acceso a la salud en razón del género, la pertenencia étnica, la edad, etcétera.
La agenda es de tal relevancia, que atinadamente en México se logró la reforma al artículo 1º constitucional (en mucho gracias al trabajo liderado por Gilberto Rincón Gallardo y por otras personalidades y organizaciones de la sociedad civil), en el cual está expresamente prohibida la discriminación en nuestro país.
Aun con ello, el mandato constitucional sigue pendiente de cumplirse. Por ejemplo, las personas indígenas y afrodescendientes siguen siendo las más pobres del país, y en buena medida se debe a la discriminación racial. En circunstancia similar se encuentran las niñas, niños y adolescentes, quienes son, analizado por grupos de edad, los más pobres de México.
En ese sentido, destaca la publicación hecha por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en coordinación con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), con la UNAM y con el Conacyt, de los resultados de la Encuesta Nacional de Discriminación (Enadis, 2018), de la cual se presentan a continuación los principales resultados.
Gran magnitud
De acuerdo con los resultados de la Enadis, una de cada cinco personas mayores de 18 años en el país declara haber sido discriminada en los últimos 12 meses, debido a su color de piel, apariencia, peso, estatura, forma de vestir, de hablar, por sus creencias religiosas, por su sexo o por su orientación sexual.
Destaca en ese sentido que prácticamente 50% de la población percibe que los derechos de su grupo de población, por sexo, son respetados poco o nada. Es interesante observar al respecto que 48.1% de las mujeres manifiesta esa percepción, mientras que entre los hombres el porcentaje es de 50.1%.
El olvido de los pueblos indígenas
De acuerdo con el Coneval, en el año 2016 más de 70% de las personas hablantes de lenguas indígenas, o que forman parte de algún pueblo indígena, se encontraban en condición de pobreza; mientras que prácticamente sólo cinco de cada 100 se encontraban en condiciones “adecuadas de bienestar”, es decir, eran consideradas como no pobres y no vulnerables.
Fuente: Excélsior