Aunque dejó de existir en los primeros días del año 2000, el poder absoluto de la Gran Comisión del Senado volverá de facto en la LIV Legislatura, pues la abrumadora mayoría de Morena, que controlará al menos el 43% del pleno, le permitirá ser la única fuerza política con derecho a presidir la Junta de Coordinación Política, ya que ningún otro partido logró el 25% mínimo requerido para encabezarla, pues el PAN sólo tendrá el 19% del poder interno.
Además, ese poder absoluto, que afianza con los integrantes de su aliado político, el PT, le permitirá tener la votación necesaria para presidir la Mesa Directiva el tiempo que considere pertinente.
La Gran Comisión fue el único órgano de gobierno que existió en el Congreso de la Unión cuando estaba dominado por el PRI.
Concentró el poder que ahora tienen la Mesa Directiva y la Junta de Coordinación Política, por lo que tomaba las decisiones de cómo gastar el dinero, autorizar los viajes internacionales, decidir la contratación de absolutamente todo el personal, designar —no consensuar— a los presidentes de todas las comisiones y subcomisiones, así como determinar qué partido político podía presidir una Comisión, aunque por lo regular siempre eran los priistas.
La última que presidió la Gran Comisión fue la priista María de los Ángeles Moreno y ella fue la primera presidenta de la Mesa y de la Junta, en el periodo de transición hacia los nuevos dos órganos de gobierno, durante el año 2000, pero fueron el priista Enrique Jackson y el panista Diego Fernández de Cevallos quienes inauguraron la distribución del poder entre ambas fuerzas políticas.
Hoy, a 18 años de distancia, el Senado regresará, de facto, al poder único de un partido político en sus órganos de gobierno.
Fuente: Excélsior