Irán rechazó hoy tajantemente las condiciones impuestas por Estados Unidos para evitar las sanciones, pero mantuvo su compromiso de hallar una solución con el resto de firmantes del acuerdo nuclear, aunque el escepticismo es alto. Las exigencias del nuevo secretario de Estado estadunidense, Mike Pompeo, suponen un jarro de agua fría para las negociaciones entre Teherán y la Unión Europea (UE), que intenta salvar el pacto multilateral de 2015 garantizando las relaciones comerciales con el país persa.
«Insultantes e intervencionistas» fueron algunos de los calificativos empleados por el Ministerio de Asuntos Exteriores iraní para referirse a las 12 condiciones expuestas ayer por Pompeo para llegar a un nuevo acuerdo con Irán. Según el comunicado de Exteriores, la República Islámica se reserva el derecho a tomar acciones legales al considerar la propuesta estadunidense una gran injerencia en sus asuntos internos y una amenaza ilegal contra un miembro de la ONU.
Pompeo exigió a Teherán acabar con el enriquecimiento de uranio y con su proliferación de misiles balísticos, liberar a todos los ciudadanos estadunidenses detenidos en Irán, abandonar su apoyo a grupos como el libanés Hezbolá y el palestino Hamas, y retirar sus fuerzas de Siria, entre otros. Si no se presta a ello, el secretario de Estado advirtió de que impondrá al país persa «las sanciones más fuertes de la historia» para forzarle a «cambiar su comportamiento».
Estas condiciones llegan después de que el presidente estadunidense, Donald Trump, anunciara el pasado 8 de mayo que retira a Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, firmado también por Rusia, China, el Reino Unido, Francia y Alemania, y que vuelve a imponer sanciones a Teherán. Por ello, Irán denunció hoy que la nueva estrategia estadunidense es «un intento cobarde de desviar a la opinión mundial del movimiento ilegal de Washington (su retirada unilateral del acuerdo) y del incumplimiento de sus obligaciones».
Fuente: Excelsior