Las mascotas de apoyo emocional son muy importantes en nuestra sociedad. Apoyan a personas con necesidades especiales en su integración a la vida cotidiana y mejoran su calidad de vida. Al respecto, Fausto Reyes Delgado, director médico del Hospital Veterinario UNAM Banfield, explicó que estos animales pueden ser perros, gatos, caballos, algunos roedores, aves e incluso delfines. Se utilizan en enfermedades motrices, diabetes, epilepsia, Alzheimer, entre otras. No sólo están capacitados para brindar apoyo emocional, también auxilian en algunos padecimientos, como la diabetes: “En estos casos los perros pueden detectar si hay cuadros diabéticos”.
Adrián Rodríguez, director administrativo del hospital, mencionó que debemos respetar a estas mascotas, porque no tienen una funcionalidad de recreación, sino que tienen una tarea importante: “Cuando veamos una mascota de trabajo debemos respetar su espacio, y pedir permiso antes de acercarnos”. En esta categoría se encuentran también los perros educados para personas que sufren de Alzheimer. Evitan que su amo entre a alguna habitación de la casa donde se puedan lastimar o incluso que salgan a la calle.
Existen otros ejemplares entrenados para cuidar a pacientes con alguna discapacidad motriz. Ayudan a prender la luz o abrir puertas, es decir, funcionan como una herramienta que el dueño necesita. Además, están aquellas mascotas (perros y gatos) que se utilizan en asilos, hospitales y albergues infantiles, para ayudar a los adultos y a los niños a sentirse mejor y mejorar su autoestima. Por su parte, los caballos han servido para ayudar a los niños autistas a tener una mejor relación con su medio ambiente y vida cotidiana.
Y en el caso de los reclusorios, Estados Unidos maneja un programa en donde acercan a los internos con perros para que se reintegren de mejor forma a la sociedad. Para Fausto Reyes las mascotas de apoyo emocional son importantes para las personas que sufren de alguna enfermedad con una desconexión a la sociedad: “Los animales son el vínculo y la llave para entrar nuevamente al proceso de interacción con la sociedad y el ambiente que los rodea”.
Fuente: Excelsior