Para resolver el problema estructural del agua en la Ciudad de México se requiere actuar con una visión de Estado con acciones a mediano y largo plazo, así como establecer un gran acuerdo por el futuro, más que adoptar acciones de plomería, aseveró Marco Rascón. Señaló que se ha tenido una relación errónea e incomprendida entre la naturaleza y las políticas públicas. Nos hemos peleado con la vocación hidrológica e hidráulica” de la metrópoli, consideró el candidato del Partido Humanista a jefe de Gobierno, al tiempo que señaló una “realidad adversa” en la que falta agua potable en los hogares contrasta con las lluvias inundan colonias y calles.
Se pronunció a favor del uso verde y sustentable mediante la implementación de un proyecto integral hidrológico basado en la vocación de la Cuenca del Valle de México, en la que se privilegie sus formas naturales de escurrimiento y regulación. Rascón propuso recuperar los cuerpos hídricos con la recarga de mantos freáticos y la implementación de políticas públicas a favor del rescate y apertura de ríos, así como separar las aguas pluviales y las sanitarias para reconstruir el ciclo natural y el clima de la metrópoli.
A la sustentabilidad de la Ciudad se sumará un urbanismo con visión integral de los espacios estratégicos, como los terrenos que dejarán el aeropuerto Internacional de la Ciudad de México “Benito Juárez” y el Campo Militar número 1. Planteó el rescate de las reservas ecológicas y áreas verdes para la recarga de los mantos freáticos y la implementación de mecanismos de captación y almacenamiento del agua de lluvia a través de cisternas en unidades habitacionales, además del tratamiento y recuperación de las aguas residuales.
Dijo que como parte de las acciones que implementará su gobierno se anulará el convenio con Peñoles y Asociados signado por la Ciudad en 1992, y ratificados en 2002, 2007 y 2013, el cual privatizó la medición, el cobro y las reparaciones, debido a que “sencillamente no ha servido”. Reiteró que implementará una distribución equitativa del agua, mediante la reducción del consumo per cápita de 340 a 165 litros diarios por personacomo lo establece la Organización Mundial de la Salud, y un programa prioritario para sustituir la red de tuberías de agua potable que suministran el vital líquido a los hogares, en la que se desperdician 4 de cada 10 litros suministrados.
Fuente: Excelsior