Unos 124 millones de personas en 51 países se vieron afectadas por la inseguridad alimentaria aguda en 2017, al menos 11 millones más que el año anterior, según la más reciente edición del Informe mundial sobre crisis alimentarias presentado hoy en la sede de la FAO, en Roma. El informe define la inseguridad alimentaria aguda como hambre de una severidad tal que representa una amenaza inmediata para la vida o los medios de subsistencia de las personas.
Este aumento se debe en gran parte a los conflictos nuevos o que se han intensificado en Myanmar, el noreste de Nigeria, República Democrática del Congo, Sudán del Sur y Yemen. Las sequías prolongadas resultaron también en malas cosechas consecutivas en países ya enfrentados a niveles elevados de inseguridad alimentaria y malnutrición en África oriental y austral.
Elaborado anualmente por un grupo de socios humanitarios internacionales, el informe ha sido presentado por la Unión Europea (UE), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en una sesión informativa para los países miembros de la ONU. El estudio concluye que las crisis alimentarias están cada vez más determinadas por causas complejas como son los conflictos, los fenómenos meteorológicos extremos y los elevados precios de los alimentos básicos, factores que a menudo coinciden al mismo tiempo.
La situación que revela el Informe mundial pone de relieve la necesidad urgente de actuar de forma simultánea para salvar vidas, medios de subsistencia y abordar al mismo tiempo las causas profundas de las crisis alimentarias. Según el informe, los conflictos siguen siendo la causa principal de la inseguridad alimentaria aguda en 18 países, 15 de ellos situados en África o en medio Oriente. Son el motivo fundamental de gran parte de los casos de inseguridad alimentaria aguda en el mundo, con 60 por ciento del total global, afectando a 74 millones de personas.
Fuente: Excelsior