Usuarios del Deportivo 18 de Marzo, en la delegación Gustavo A. Madero, acusaron que dicho espacio sea explotado por particulares y no por el gobierno de la Ciudad de México. En una denuncia hecha por Daniel Mancilla por la tala de árboles en las áreas verdes, cuestionó también la propiedad del deportivo al señalar que “no parece ser legal que un parque de propiedad pública se pueda concesionar a un particular”. Por su parte, Joel Ayala, líder del sindicato de trabajadores de la ciudad, recordó que el deportivo es propiedad del sindicato y las tarifas que se cobran por el uso de sus instalaciones se utiliza en el mantenimiento del mismo.
El deportivo está dentro del sindicato, es propiedad del sindicato y (los cobros) son parte del sindicato, de la organización misma, para el mantenimiento del mismo deportivo”, puntualizó Ayala. El deportivo cobra cuotas de mil pesos mensuales por paquete familiar, que da acceso a 13 actividades distintas en sus instalaciones; y entre 10 y 100 pesos por actividad para usuarios externos al sindicato. En el proceso de rehabilitación del Deportivo 18 de Marzo, la delegación Gustavo A. Madero autorizó la tala de hasta 117 árboles.
De acuerdo con la demarcación, los árboles dictaminados al interior del deportivo presentaban “ramas secas, ramas bajas y ramas proyectadas a luminarias, con inclinación mayor a 20 grados, plagados de muérdago y con pudrición en el tronco”, por lo que procedían las talas y podas para evitar mayores daños o afectaciones. El líder sindicalista explicó que “al deportivo no se le había dado mantenimiento, ni se le habían metido las manos a nada. Eran árboles que corrían el riesgo de caerse por sí solos”.
Las autorizaciones para el derribo de los árboles se dieron en cinco oficios, en los que se explica que los especímenes fueron analizados por el biólogo Miguel Ángel Martínez Romero, dictaminador de la propia delegación. Ayer este diario publicó que, de acuerdo con Leonel Tinajero, cronista de Lindavista, el Deportivo 18 de Marzo fue entregado al sindicado desde la década de los 80.
Fuente: Excelsior