Hurgando en los contenedores de basura, mendigando comida, compartiendo lo poco que se tiene con los gatos callejeros… Esta es la vida de las personas sin hogar como Mang Arturo. Este no es su verdadero nombre, aunque a nadie le importe. A nadie excepto a Anna Meloto-Wilk. Para ella, todas las personas y todos los nombres cuentan.
Mang Arturo es uno de los 12 millones de filipinos que viven en la pobreza. Estas son las personas a las que recurre Meloto-Wilk cuando quiere contratar trabajadores para su empresa. «Desde el principio, nos comprometimos a contratar a trabajadores pobres», dice Meloto-Wilk. Eso fue en 2007, cuando ella y su hermana, Camille Meloto, fundaron Human Nature, una empresa social única.
En aquel momento, Anna era una madre joven que buscaba productos seguros para sus hijos, y Camille era una adicta a la belleza en busca de maquillaje natural. Al observar la creciente presencia de productos totalmente naturales en otros países, se convencieron de que un concepto similar podría funcionar en Filipinas, especialmente porque muchos de los ingredientes ya crecían allí en abundancia.
Ninguna de las dos mujeres tenía experiencia en los negocios o en la industria de la belleza: Anna trabajaba en comunicaciones y publicidad, Camille era maestra, pero aun así lanzaron su empresa utilizando los ahorros de toda su vida y algo de dinero prestado por amigos y familiares. «Camille eligió el nombre Human Nature. Queríamos resaltar la relación entre los seres humanos y la naturaleza: si amamos el medio ambiente, éste nos amará a nosotros y nos proporcionará todo lo que necesitemos», dice Meloto-Wilk.
Fuente: Excelsior
