El diestro francés Sebastián Castella se alzó como el máximo triunfador de la segunda corrida del serial, por el 72 aniversario de la Monumental Plaza de Toros México, tras cortar una solitaria oreja.
Castella alternó en este festejo de postín con los mexicanos Jerónimo Aguilar y Joselito Adame, y junto al joven torero peruano Andrés Roca Rey, quien sigue sin convencer a la exigente afición del monumental ruedo de Insurgentes.
Se lidiaron, en esta corrida 13 de la Temporada Grande 2017-18, astados de la ganadería de Jaral de Peñas, todos con una aceptable, aunque desigual presencia física y con un juego muy variado y por momentos complicado.
Abrió el festejo Jerónimo con «Maple», de 492 kilos, con el que mostró variedad con capa y muleta, en un trasteo bien llevado y adornado, sin embargo, el burel se quedó sin gas, para malograr lo hecho por el matador. Batalló al matar y se fue con fuerte ovación.
Con su segundo toro, «Ciruelo», de 518 kilos, Aguilar se topó con un rival sin juego ni emotividad, y pese a sus muchos intentos por lucir, terminó por ahogarse ante la nula colaboración del ejemplar.
Despachó con algunos apuros para irse con palmas. Sebastián Castella enfrentó a «Luminoso», de 485 kilos, con el que hilvanó la mejor faena de la tarde, la cual fue ceñida, variada y muy templada, ante el mejor ejemplar del encierro. Luego de lucir, mató con certero espadazo para cortar la merecida oreja.
Con «Emisario», de 530 kilos, el galo ya no pudo repetir la brillante labor anterior, luego que el burel en turno resultó de poco juego y embiste, de ahí que sus intentos se perdieron para terminar con el silencio de los aficionados.
Joselito Adame lidió a «Agua Roja», de 508 kilos, con el que poco pudo hacer, ante las constantes protestas del público capitalino, que no le perdona nada al torero de Aguascalientes. Sufrió al matar para irse con silencio.
Adame enfrentó a «Bohemio», de 545 kilos, con el que volvió a sufrir, debido al poco juego que tuvo el burel, de ahí que todo su esfuerzo y entrega pasaron desapercibidos por el indiferente público. Despachó pronto para irse entre una división de opiniones.
El peruano Andrés Roca Rey no termina por convencer al público mexicano, de ahí que con «Lírico», de 491 kilos, su faena bien llevada y por momento mejor rematada no fue muy premiada, más que al final con algunas palmas.
Con el último de la tarde, «Poeta» de 547 kilos, Roca Rey ya no pudo mejorar en nada, en parte por la poca raza del rival y por otra con las protestas del público, de ahí que terminó rápido para irse en total silencio.
Fuente: Notimex
Foto: Especial