Las películas de Star Wars han acompañado a los niños en su transición a la edad adulta, abordando el tema del bien y el mal del que siempre se habla en casa, considera Rian Johnson, director de Star Wars: El último Jedi,
“Eso siempre ha sido parte del corazón de las películas de Star Wars. Para mí estas películas siempre fueron esencialmente sobre la transición de la niñez a la vida adulta, así que de eso era el viaje de los héroes en las entregas originales de la saga. Cuando eres niño y estás a punto de convertirte en adolescente y entrar en este mundo grande y temeroso, necesitas una guía y que te hablen sobre la obscuridad contra la luz, sobre el enojo contra lo que es correcto y todas estas cosas básicas que necesitas, y Star Wars siempre ha dado un camino para hacerlo divertido, al darle a los niños una especie de mapa durante este periodo”, dice el director sobre la película que se estrena esta noche en México.
Mark Hamill, protagonista de este filme como lo fue en 1977, agregó que precisamente esta lucha constante por el balance entre el bien y el mal hace que la historia conquiste nuevas generaciones con cada nueva entrega.
“La mitología de Star Wars viene de cuentos de hadas donde el bien y el mal estaba bien delineado. Las primeras películas aparecieron a finales de los años 70 en una especie de era obscura en Estados Unidos después del Watergate, después de Vietnam, y fue duro con tantos antihéroes, que también fueron cínicos, y George (Lucas) quería volver a una era más inocente, por eso creo que escogió una galaxia muy muy lejana. Pero eso sigue siendo atractivo para la gente joven, de la misma forma en que los cuentos de hadas lo son, porque los llaman instintivamente”.
Si lo pasamos a la vida real, esta lucha también se refleja en la política moderna, acepta Hamill.
“Me vas a meter en problemas porque vamos a hablar de la Casa Blanca. Estamos buscando nuestra siguiente esperanza y con eso, él o ella aparecerá pronto porque los necesitamos hoy más que nunca. Son tiempos de mucha división en el mundo y es aterrador pensar en las consecuencias del próximo armagedón”.
Esta es la última película de Carrie Fisher (Princesa Leia), quien murió en diciembre del año pasado, poco después de haberla filmado.
