miércoles, mayo 1, 2024
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50 años de vitalidad

Antes que Hakuna Matata (inmortalizada por Ti­món y Pumba en El rey león) ya existía Lo más vital, aquella can­ción que entona el oso Baloo al “cachorro” humano Mowgli en la película El libro de la selva, diri­gida por Wolfgang Reitherman. ¿Recuerda su letra?: “Busca lo más vital no más; lo que es ne­cesidad no más, y olvídate de la preocupación…”

Hace 50 años, en Estados Unidos la cinta se estrenó el 18 de octubre de 1967; mientras que su debut en México fue cuatro años después, el 9 de septiembre de 1971 en el cine Tlatelolco (ya des­aparecido); duró nueve semanas en cartelera, según datos consul­tados con la Cineteca Nacional.

Este filme fue el último que supervisó el productor Walt Dis­ney antes de su muerte (15 de diciembre de 1966). Falleció sin conocer que su nueva película se convertiría, entonces, en una de sus grandes obras, pues tuvo un éxito muy similar al de La ceni­cienta, en 1950. Y a la fecha, hay quienes consideran El libro de la selva como una de las mejo­res cintas animadas de todos los tiempos, por lo menos en la ca­tegoría 2D.

Fue realizada con base en la colección de historias homó­nimas escritas por el británico Rudyard Kipling, en 1894. Este hombre, de hecho, fue el primero en su nación en ser galardonado con el Premio Nobel de Literatu­ra (1907), gracias a su originali­dad e imaginación.

La trama se desarrolla en In­dia, aproximadamente en el año 1881. Bagheera, una pan­tera negra, encuentra a Mowgli, un bebé humano al que sus pa­dres pierden en medio de la sel­va. Lo recoge y lo lleva con una manada de lobos que lo adoptan, le dan nombre y lo educan para sobrevivir.

Sin embargo, un par de años después tienen que ponerlo a salvo de Shere Khan, un tigre bengala que odia al hombre y que está por regresar a la jungla.

Para alejarlo del peligro, Bagheera lleva a Mowgli a una aldea humana, pero él no quie­re, así que en algún momento del camino discuten y se distancian. Entonces, el pequeño conoce a Baloo, el oso holgazán, pero amigable y de buen corazón, que se convierte en su mejor amigo y en su maestro de vida.

La relación de Mowgli y Ba­loo hizo que los niños de aque­llos años conocieran con El Libro de la selva el valor de la amistad y aprendieran de un noble acto de protección, pues el oso, al en­terarse de los riesgos que corre Mowgli, decide llevarlo a la al­dea, pero sin decírselo para evi­tar lastimarlo.

Conforme avanza la histo­ria, Baloo, Bagheera y Mowgli se enfrentan a varios retos, principalmente auspiciados por la maldad del tigre Shere Khan. Aún así, reina la amistad, la ale­gría y la confianza de que todo lo bueno pesa más.

Al final, es nuevamente la canción Lo más vital la que acompaña las escenas más con­movedoras: Mowgli se queda en la aldea con los suyos después de conocer a una niña, y Baloo, aun­que con la pena de perder a su amigo humano, regresa a la sel­va con la firmeza de que hizo lo correcto y lo protegió como tenía que hacerlo.

Cuenta la leyenda que la his­toria escrita por Kipling es sólo una referencia para la película de Disney, pues en realidad son muy diferentes entre sí, principal­mente en la cantidad de perso­najes que aparecen. Se dice que al productor no le agradaban los textos del autor, por lo que deci­dió contarla a su manera, empe­zando por eliminar a la mayoría de las figuras del cuento, sobre todo a los humanos.

MÚSICA, MAESTRO

Los principales encargados de ponerle melodía a la historia de Mowgli fueron los herma­nos Sherman (Richard y Robert), quienes ya habían dado su ta­lento a otras cintas —también de Disney— como Mary Popp­ins Las aventuras de Winnie the Pooh. Además, colaboraron en Los Aristo­gatos, Snoopy vuelve a casa y un sinnúmero de fil­mes más.

Los neoyorquinos, que gracias a su partici­pación en películas anima­das consiguieron una estrella en el Paseo de la Fama de Ho­llywood, compusieron siete de las ocho canciones que suenan en El libro de la selva; sin embar­go, ninguna de ellas trascendió como lo hizo Lo más vital, la úni­ca que no compusieron.

Esta melodía, que canta el oso Baloo, es autoría de Terry Gilky­son. Se dice que este hombre fue originalmente contratado por Walt Disney para que compusie­ra toda la música del filme, pero decidió reemplazarlo por los hermanos Sherman debido a que sus temas eran demasiado oscu­ros para una cinta infantil.

Lo más vital se quedó por in­sistencia del equipo de produc­ción e, irónicamente, se convirtió en la más popular y hasta fue no­minada al Oscar en la categoría de Mejor Canción Original, en 1968. En aquella edición, el pre­mio lo obtuvo la canción Talk to the animals (Leslie Bricouse), de la película El extravagante Dr. Dolittle, que apenas tuvo éxito en taquilla. De hecho, algunos blogs dedicados a la casa producto­ra Walt Disney aseguran que Lo más vital inspiró a Elton John cuando compuso la música de Hakuna Matata, para la película El rey león, en 1994.

 

Foto: Especial

Fuente: Excélsior

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