Jorge Ortiz de Pinedo
Jorge Ortiz de Pinedo tenía ocho años cuando ocurrió el terremoto de 1957. «¡Mi papá me sacaba porque temía que se pudiera caer la casa y mi mamá me metía porque estaba enfermo de fiebre ! ”, bromea con el recuerdo.
Casi 30 años después, mientras dormía en el piso 15 del Hotel Fiesta Americana, en el que daba función, fue testigo de la tragedia que el sismo de 1985 dejó. ”Fue tremendo, se movió de manera brutal, se rompieron vidrios, los turistas gritaban, la nube de polvo era altísima.
“Cuando empezó, me asomé a la ventana a ver qué estaba pasando y vi las tres antenas de Televisa Chapultepec, cuando bajó el polvo, media hora después, ya solo vi dos antenas. Me fui a ayudar a levantar piedras y fue impresionante, toda la gente salió del metro y camiones, era un hormiguero”.
Para el productor, aquella experiencia de solidaridad que vivió hace más de tres décadas se asemeja al presente en la capital, donde diversos centros de acopio se han establecido. ”Lo que hoy me viene a la mente es que no aprendieron nada del terremoto del 85 porque me acuerdo no castigaron a funcionarios públicos corruptos que dieron licencias para hacer edificios mal construidos, ni a constructores que hicieron edificios chafas. Imaginen cuántos se siguen haciendo sin las especificaciones necesarias”.
Diana Bracho
Diana Bracho casi no recuerda el temblor de 1957 porque era muy pequeña pero sí escuchó que a unas cuadras de donde vivía en aquellos años con su familia, se cayó el Ángel de la Independencia, en avenida Reforma.
Años después, cuando el terremoto del 85, grababa una telenovela en Televisa San Ángel y la estaban maquillando. No fue el temblor lo que la espantó, sino que su hija estuviera en la escuela en San Jerónimo y saberla lejos.
Afortunadamente Pepe Díaz Moreno, un amigo actor, recuerda, la llevó en su coche y constató que el colegio no tenía daños. Sólo susto. A su esposo sí le tocó ver la caída de los teatros de Televisa pues muy cerca tenía
su estudio de pintura. Ambos ayudaron en lo que pudieron en aquellos años.
En este nuevo temblor, Diana también estaba trabajando pero ahora en Santa María la Rivera con el elenco de Mi marido tiene familia.
“Es el que peor he percibido, los postes eran como de chicle, fue realmente el que más he sentido y el más violento en mi experiencia; cuando te enteras de las pérdidas, del dolor humano, es peor que
el terremoto mismo”, comenta. Aunque físicamente no ha podido ayudar, lo ha hecho con víveres para Chiapas, Oaxaca y la Ciudad de México y la llena de orgullo que su hija y nieta estén día y noche en albergues recolectando.
Balo Bucio
A los 15 años, Balo Bucio se metía entre las ruinas del Hospital General intentando rescatar a su hermano, a quien el temblor de 1985 lo sorprendió. «Después de cuatro días los sacamos vivo”, recuerda al referirse al entonces estudiante de medicina.
«En el rescate, mis hermanos con más experiencia canalizaban todo, no me dejaban estar con ellos, pero me saltaba la barda por un lado y me incoporaba con ellos y ya ahí, acababa metido entre los agujeros revisando”, narra.
Hoy Balo Bucio es uno de los stunt más reconocidos en el cine mexicano. Su labor consiste en hacer las escenas de acción de los actores principales. Él es quien se deja caer con caballo en la cinta Zapata, el sueño del héroe y participado en producciones hollywoodenses como Resident Evil: extinction.
El martes pasado se encontraba trabajando en una producción de Peña del Bernal, Querétaro y, tratando de aportar su experiencia, se trasladó a la Ciudad de México con arneses, cables y una planta de luz.
Al llegar ya había varios voluntarios, así que junto con gente de cine, armó un grupo en Whatsapp para coordinarse y enviar ayuda a diversos puntos.
«Distribuimos diesel para las plantas de luz, enviamos a un lugar si lo necesitan, todo esto ha sido espontáneo, con mucha gente de cine”, expresa.