Ricardo Martínez asegura que el sismo de 7.1 grados ha sido algo incomparable; todo luce desolador, asegura; reportan en la entidad 73 muertos
Jojutla, Morelos, parece una «zona de guerra» después de que el reciente sismo dejó severas afectaciones, describió Ricardo Martínez García, habitante del centro de dicho municipio, al señalar que lo sucedido es «algo incomparable» con otro tipo de siniestros.
En espera de que algún grupo de brigadistas llegue a su casa, ubicada a pocas cuadras de la Presidencia Municipal, para apoyarlo en la remoción de escombros, cuenta que el temblor de magnitud 7.1 fue una situación «muy fuerte y quizá algo inexplicable» porque aún «veo los daños y no lo acabo de entender».
A las 13:14 horas del martes pasado, cuando se registró el terromoto en los límites de Morelos y Puebla, cuenta que él y su hermano trabajaban sobre el patio de su casa porque ahí tenían un taller de hojalatería y pintura.
“En ese momento, los dos corrimos a apoyar a mi mamá, pero nos quedamos en el patio porque no pudimos salir«, relata el joven de 31 años de edad, quien mira a voluntarios pasar por la calle y, al mismo tiempo, reparten alimentos —tortas, sándwich y tacos de guisado— y agua a cuantas personas transitan «consternadas» por la tragedia.
Otros tantos voluntarios ofrecen cubrebocas a los rescatistas, una sonrisa y un apretón de manos para demostrarles su solidaridad ante el siniestro del 19 de septiembre de 2017, justo a 32 años de otro acontecimiento similar.
El temblor, que ocurrió en la misma fecha de aquel de 1985, colapsó unos 150 inmuebles y cobró la vida de más de una decena de personas de Jojutla, según datos preliminares de las autoridades estatales.
El censo del gobierno estatal muestra que hasta el momento han fallecido 73 personas en Morelos, donde también cerca de 200 inmuebles históricos resultaron afectados, como sucedió con el ayuntamiento de Jojutla.
Ubicado a menos de 70 kilómetros del epicentro (Axochiapan) del temblor, Jojutla es la localidad más devastada del estado. En instantes se desplomaron varias viviendas y se fue la luz, recuerda Ricardo después de salir de su casa.
Ya en la calle “vi cómo se cayó una construcción y les pedí (a familiares) correr e irnos de la zona, pero regresamos enseguida a apoyar a la gente”, describe.
El sismo fue un “golpe tremendo” que derrumbó las paredes del segundo piso de su vivienda y el taller está devastado, explica mientras con las manos señala aquellas herramientas y materiales de trabajo que quedaron entre los escombros.
Son bastantes daños materiales, pero estamos bien”, enfatiza Martínez García, quien señala estar triste y angustiado por la actual situación de Jojutla.
Si bien algunas familias pueden hoy contar lo sucedido, el miedo, el pánico y la angustia es latente por la posibilidad de que otro sismo pudiera registrase y “ser aún más devastador” que el del martes, comparte la señora Matilde Castrejón.
La mujer de 70 años de edad vivía en una de las casas de la calle 20 de Noviembre, en la colonia Emiliano Zapata, una de las afectadas después de las 13:14 horas de antier, indica que en ese momento escuchó como cayeron las bardas, los techos, el tinaco y los vidrios de las ventas y puertas romperse.
Ahora miro los derrumbes, escucho quién murió y veo tanta ayuda humanitaria que nos llega, y pienso, una y otra vez, que estuvo horrible y a nadie se le desea”, argumenta al estar sentada frente a lo que era su hogar.
“Yo nada más oí el trancazo y me puse muy mal”, cuenta la señora, Mercedes Landa Palomino, quien, junto con sus hijos, saca los escombros de las paredes, techos y pisos de cemento que se desprendieron de su casa.
Después de llenar dos botes de los pedazos de tabique y tierra, los alza y camina frente al patio, un espacio que luce como un tiradero de basura al albergar los restos de sus enseres domésticos, y atraviesa una pequeña puerta para depositarlos sobre la banqueta.
Cerca de lo que era su morada, localizada sobre la calle 18 de marzo, los vecinos hacen lo mismo con sus muebles como si fuera una “gran venta” en algún tianguis. Todo luce desolador a pesar del ruido de la maquinaria, los transportes de carga pesada y los gritos que piden “no fumar, no usar celular y no caminar cerca de las construcciones” dañadas.
Hay riesgo de que puedan caer las ventanas que dependen de un hilo, las bardas inclinadas y los fierros -puertas y ventanas- hechos un acordeón”, se escucha decir a un voluntario, quien reparte además aguas en bolsas de plástico.
En la colonia Emiliano Zapata se reportaron varios decesos de personas. “Mi vecina, doña Consuelo, quedó aplastada porque se le cayó toda su casa”,lamenta Landa Palomino.
Estamos preocupados y espantados (…) por todo lo que pasó; está terrible y ahora más porque la gente comenta que podría venir otro (sismo)”, remarca y continúa haciendo las tareas de remoción.
Al respecto, el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, pidió en su cuenta de Twitter “no caer en rumores infundados y dolosos sobre que (…) habrá replicas».
Debido a todo ello, el mandatario decretó cinco días de luto en dicha entidad y la mañana de este miércoles fue izada la bandera a media asta por las víctimas del sismo que volvió a sacudir al país.
Excelsior