En una maniobra que pone en relieve la metedura de pata a nivel estratégico que se cometió en su día, McLaren anunció este viernes la interrupción del contrato que le vinculaba también en 2018 a Honda, que dejará de suministrarle motores a final de año y que pasará a equipar a Toro Rosso. A partir del próximo 1 de enero, la escudería británica arrancará una nueva aventura con Renault en la que es una alianza inédita en sus más de 50 años de historia en el Mundial de Fórmula 1. Este acuerdo, que inicialmente contempla una duración de tres años, supone la puesta en escena de la revolución que ha provocado la frustración de McLaren y en especial la de su buque insignia, Fernando Alonso, que a finales de noviembre completará los tres años más funestos de su trayectoria deportiva.
Con vistas a la temporada de 2015, el equipo británico vendió a bombo y platillo la reedición de su dupla con Honda, con quien marcó una época a finales de la década de los ochenta. No obstante, las cosas no salieron ni mucho menos como unos y otros esperaban, hasta el extremo de haber decidido que la mejor opción era cortar por lo sano antes de seguir precipitándose al vacío sin tener ningún indicativo de que la caída fuera a detenerse en algún punto. En los tres últimos años, McLaren solo ha sido capaz de acumular con sus dos pilotos un total de 113 puntos, menos de la mitad de los que Lewis Hamilton (238) o Sebastian Vettel (235) suman en su casillero este curso. Ese no es más que un indicativo de los muchos que se han ido dando a lo largo del periodo más oscuro de la segunda estructura con más éxitos deportivos del certamen, solo superada por Ferrari.
Este cambio de proveedor debería significar un primer impulso para que la formación de Woking salga del agujero, por más que eso teóricamente no va a permitirle todavía colocarse en el mismo plano que Ferrari y Mercedes, cuyas unidades de potencia están muy por encima, tanto en términos de rendimiento como en aquello relativo a la fiabilidad. Sin embargo, esa era la única salida habida cuenta de la espantada de patrocinadores de los últimos tiempos, y sobre todo a las puertas del cambio en la reglamentación relativa a los motores que se prevé en 2021. Este cambio de fichas, de cualquier forma, también entraña ciertos riesgos, puesto que los cerca de 100 millones de euros que aportaba Honda se esfumarán, al margen de los 15 que cobrará Renault por sus propulsores.
¿Y Alonso? Pues aunque él no se ha pronunciado en este sentido y lleva meses mareando la perdiz sobre qué piensa hacer con su vida, se interpreta que su renovación puede darse ahora casi por segura, a la espera de ver si esa nueva combinación entre McLaren y Renault le permite alcanzar aquello que persigue desde hace ya mucho tiempo: “Volver a pelear por ganar carreras”. A sus 36 años de edad, el asturiano afronta la recta final de su paso por la F-1 y confía poder poner aquello que le faltará al motor para volver a asomarse entre los mejores, antes de cerrar su etapa en este complejo campeonato y redirigir su mirada hacia otros certámenes, como Le Mans o la Indy.
Fuente: El País