Para muchos realizadores la manera en la que se interesaron en hacer cine proviene de sus primeros años frente a la gran pantalla y lo que les provocó.
Para Edgar Wright (Scott Pilgrim, Hot Fuzz), realizador de Baby Driver: El aprendiz del crimen que se estrena hoy no fue la excepción.
Para él esta nueva cinta en la que participa la mexicana Eiza González es un homenaje a The Driver (Walter Hill, 1978), filme que cuando apenas tenía 14 años le hizo querer ser cineasta.
“The Driver ha sido mi gran inspiración para hacer Baby Driver, porque esa película la vi de adolescente, en la noche, sentado en la sala en casa de mis padres, estaba viéndola en la noche y me obsesionó, aún me obsesiona, en años recientes me he hecho amigo de él (Walter Hills)”, explicó Edgar a EL UNIVERSAL.
Para el británico, si no existiera un filme como The Driver, él no sería cineasta y su amor por el celuloide quizá nunca lo hubiera descubierto, por ello para este trabajo invitó a Walter Hill a ser parte del proyecto.
“La manera en la que esa película me hizo sentir de joven hizo que quisiera hacer lo mismo, sin Walter mi carrera no existiría y obviamente Baby Driver tampoco. De hecho él hace una pequeña participación en la película, se escucha su voz en los últimos cinco minutos de la película”, explicó.
La cinta protagonizada por Ansel Egort y Kevin Spacey sigue la vida de Baby, un joven apasionado por la música cuyas decisiones lo llevan a formar parte de una banda de delincuentes en la que él es el conductor del auto en el que la pandilla siempre huye.
“Quería hacer este filme, ya que creo que hay muchas películas sobre autos o de robos, pero nunca se enfocan en el conductor, siempre el ladrón es el protagonista y quería contar qué llevaría a un chico a unirse a unos grandes criminales”, detalló.
La cinta en la que también participan Lily James, Jon Hamm y Jamie Foxx podría ser descrita por muchos como un filme de acción, pero para Wright en realidad es un musical.
La forma en la que los filmes de este tipo están construidos se remonta al teatro musical, por ello pensar que en una película musical se puede mezclar la acción de autos a toda velocidad, robos y lluvia de balas podría ser difícil de creer, pero para Edgar Wright él busca demostrar lo contrario.
“Cuando estaba con el estudio yo siempre la vi como una película musical que llevara acción, adrenalina, pero siempre que su corazón fuera la música. Está claro que no es un filme en el que los personajes se la pasan cantando pero la música lleva un importante peso en la trama, sin ella no podría ser la película que es”.
El protagonista nombrado Baby tiene ciertas similitudes con el propio Edgar, es más, dice que mucho de su personalidad la tiene su personaje, es un alter ego. Ambos son amantes de la música y sin ella no podrían operar de la misma forma a como lo hacen.
“Baby tiene un problema en el oído, por ello debe escuchar música para mitigar el dolor, ahí descubre que ama la música y que sin ella no puede vivir. Yo siempre he amado la música, tengo una banda con la que toco en bares. La similitud es que en cierta edad ambos ocupamos la música como escaparate para huir de la realidad y en mi caso la música siempre ha permeado todo lo que hago, mi trabajo como cineasta no sería igual sin la música”.