La música, la literatura y el teatro brindan diversidad y dignidad a la oferta infantil de entretenimiento y acarician la sensibilidad e imaginación de los niños.
Así lo afirmó a Excélsior el cuentacuentos, actor y músico Mario Iván Martínez, quien en dedicatoria a los pequeños, en el festejo de su día, presentará hoy el concierto El niño y la música, acompañado por la Orquesta Filarmónica de la UNAM en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario.
Ésta es tan sólo una las opciones que la cartelera dedica a la celebración de los niños, quienes viven una de las etapas más vulnerables del ser humano, pero también decisiva en su crecimiento físico, intelectual y emocional, por lo que su acercamiento a diferentes estímulos artísticos es esencial.
“En estos tiempos en los que se desdeña tanto la formación artística y cuando nuestros niños están en contacto con todo aquello que resulta despreciable en el carácter humano como la intolerancia, la violencia y la corrupción rampante, es más que nunca necesario ponerlos en contacto con aquello que nos redime como especie.
Hamlet, de Shakespeare, dice en una parte que ‘el arte es lo que nos acerca a los ángeles, a la divinidad, al ser humano’. Con estos conciertos queremos subrayar eso: la sensibilidad y el poder de la música. Decía el filósofo Nietzsche que la vida sin música sería un error y lo que conjura la música, los sueños, la imaginación, es precisamente aquello que queremos atesorar en el crecimiento de nuestros jóvenes”, dijo.
Por ello, Mario Iván hace una pausa en otros proyectos y se acerca a los niños para ofrecerles, en esta ocasión, un programa que incluye el recital ¿Conoces a Wolfi?, acerca de la infancia del genio de Salzburgo, con música de Mozart, y Tubby la tuba, de George Kleinsinger y Paul Tripp, en las que él es el narrador y se destaca el talento de niños músicos mexicanos, en el piano y el violín.
El recital forma parte del proyecto de conciertos familiares que el actor ha producido y narrado con las orquestas más importantes del país y que inició con la Orquesta Sinfónica Nacional a finales de los 90.
“No solamente es un trabajo necesario como parte medular de mi desempeño profesional como cuentacuentos, sino que al mismo tiempo me congratulo de gestar eventos como éste que propician la celebridad y el reconocimiento a los niños prodigio mexicanos, demostrando que el fenómeno Mozart no es privativo de un niño en el siglo XVIII en Salzburgo, sino que en México, si les damos la oportunidad de desarrollo, nuestros niños pueden florecer y alcanzar alturas inusitadas.
En este concierto teatralizado, pues hay varios muñecos, un ensamble de actores y los músicos van vestidos de acuerdo con la época, escucharán obras que van desde la Pequeña serenata nocturna, hasta Ah, Vous Dirai-je, Maman o Estrellita, como la conocemos, que ponen en relieve la infancia que tuviera este célebre rockstar de su tiempo”, dijo Martínez.
INSPIRADORES
El teatro musical también tiene una amplia oferta para divertir y estimular las emociones de los niños y de los adultos que los acompañan.
Billy Elliot, Peter Pan, Scooby-Doo en vivo – Misterios musicales y El rey león, ofrecen historias inspiradoras, divertidas y coloridas.
Jaime Matarredona, director de Peter Pan —protagonizado por Lolita Cortés—, reveló que comenzó a dirigir más espectáculos para niños, ópera y teatro, a partir del nacimiento de su segundo hijo.
“La labor del director siempre es ponerse en el lugar del público, así que me pongo en el lugar de mi hijo e incluso me lo llevo a los ensayos. Él es como mi termómetro, porque me doy cuenta en qué parte se distrae, se ríe o está muy atento.
Considero importantísimo que los niños vayan al teatro. Es la base de una sociedad sensible, solidaria, logra que se entiendan unos a otros y los hace ponerse en el lugar de otra persona; los hace conmoverse y divertirse en compañía de otras personas. Genera una cuestión de unidad social. Así surgió el teatro, era un espectáculo dirigido al pueblo para contarle sobre sí mismo. Nuestro trabajo es llegar al corazón de la gente”, señaló Matarredona.
CONEXIÓN EMOCIONAL
El teatro negro —que utiliza la luz fluorescente para destacar imágenes de colores brillantes sobre un fondo negro—, el de sombras y el de títeres, ofrecen una propuesta distinta para imaginar y relatar historias.
Amaranta Leyva, dramaturga, programadora artística e hija de Lourdes Pérez Gay, fundadora del Centro Cultural La Titería, Casa de las Marionetas, destacó que las historias relatadas con títeres conectan rápidamente con la emotividad del público y los hacen partícipes de las historias. Esto sucede con obras en su cartelera como Cuentos de conejos y Caballo blanco.
“El teatro de títeres reúne partes plásticas y artes escénicas, porque se construyen los objetos con los qué jugar en el escenario, además de la historia. Hemos notado que cuando hacemos funciones con títeres se abre una especie de compuerta de emociones, tanto en chicos como en grandes. Una vez abierta, podemos contar historias que hablen de la infancia, de lo que nos duele o lo que tenemos guardado, que son emociones que se forjan desde pequeños hasta el adulto en el que se convertirán.
El teatro bien hecho, con calidad, hace que los niños sientan esas emociones y se vean reflejados con las historias o los personajes. Esto les permite hablar de lo que les pasa y desarrollar empatía con otros niños. El teatro es un ritual social que se vuelve fundamental hoy en día en el que estamos inundados de pantallas por todos lados, pues nos permite compartir ideas y emociones”, explicó Leyva.