Las encuestas sitúan a Macron y Le Pen en la segunda vuelta pero la distancia con Fillon y Melenchon se va reduciendo hasta dibujar un cuádruple empate técnico
Nada será igual en la política francesa tras las próximas elecciones presidenciales, en uno de los comicios más impredecibles de la historia reciente del país. Un nuevo orden al margen de los partidos tradicionales aparece en el horizonte de un Palacio del Elíseo anhelado por tres candidatos que se ubican fuera del bipartidismo. Y nadie es capaz de definir lo que va a pasar dado el alto grado de incertidumbre que muestran las encuestas.
Marine Le Pen, Emmanuel Macron y Jean-Luc Mélenchon (a la extrema derecha, centro y extrema izquierda del espectro político) desafían, cada uno a su manera, el sistema imperante desde hace décadas en Francia. Los tres confían en convertirse en el primer presidente en llegar al Palacio del Elíseo sin el respaldo de las dos grandes formaciones que han vertebrado la V República: el Partido Socialista y los conservadores Republicanos. Sólo una victoria del atribulado candidato de la derecha, François Fillon, dejaría el trono en manos “conocidas”.
Las diferencias se estrechan
Las encuestas por ahora dibujan un escenario cercano al empate técnico, si bien Macron y Le Pen han encabezado con consistencia la intención de voto en todos los sondeos desde hace meses. Pero los márgenes se han estrechado conforme se acerca la primera vuelta del domingo, y lo que parecía un cara a cara garantizado entre el hijo pródigo del socialismo y la campeona de la ultraderecha es ya una carrera a cuatro de final incierto.
A pocos días de la cita, los sondeos muestran una diferencia entre los dos primeros y Fillon y Mélenchon de unos tres o cuatro puntos, apenas superior al margen de error, que puede ser enjugada en la recta final. Dado los márgenes de error que son generalmente de entre 2,5 puntos y 3 puntos, la contienda es más ceñida de lo que podría parecer inicialmente. Además de eso, hasta el 40 por ciento de los votantes aún tienen que decidir sobre su candidato, según las estimaciones de varias firmas de encuestas.
La dinámica ascendente del izquierdista Mélenchon ha añadido incertidumbre a la carrera, al abrir la posibilidad de una segunda vuelta entre él mismo y Le Pen que espanta al “establishment” y a los mercados.
Última encuesta
Este mismo miércoles una encuesta a 11.601 personas realizada por Cevipof para el periódico Le Monde apuntaba que Macron y Le Pen han perdido fuerza pero se sigue esperando que ambos se clasifiquen para la segunda vuelta del 7 de mayo, con el centrista ganando en esa segunda ronda.
Le Pen, que ha insistido en la última semana en su mensaje principal sobre poner un freno a la inmigración, ha caído en 2,5 puntos porcentuales en intención de voto desde principios de abril hasta el 22,5 por ciento, mientras que Macron ha perdido 2 puntos porcentuales hasta el 23 por ciento en la primera ronda, dijo Cevipof. Mélenchon tenía el 19 por ciento de intención de voto, según la misma encuesta, mientras que Fillon se recuperaba situándose en el 19,5 por ciento.
Los votantes indecisos y los que tal vez no acudan a votar podrían darle el giro decisivo a los comicios
La abstención, un factor clave que aumenta la incertidumbre sobre el resultado de la primera ronda, se sitúa en el 28 por ciento, dijo Cevipof. Pero otro elemento de incertidumbre es el gran número de indecisos. Casi un tercio de los votantes todavía no ha decidido qué candidato escogerá, o incluso si irá a las urnas. La indecisión de votantes “es enorme”, dijo Gaël Sliman, jefe de la empresa encuestadora Odoxa.
Una encuesta de Odoxa para France Info, publicada el 14 de abril, sitúa la tasa de indecisos en 32 por ciento. El porcentaje de votantes que dicen estar seguros de su decisión es el más bajo desde 2002, cuando el Frente Nacional de extrema derecha sorprendentemente logró pasar a la segunda vuelta de la votación presidencial, dijo Emmanuel Rivière, encuestador de Kantar Sofres, en su feed de Twitter el 12 de abril. “La indecisión sigue siendo alta, como en 2002”, añadió.
Se suma a la incertidumbre el hecho de que solo 66 por ciento de los votantes calificados están relativamente seguros de que votarán, según una encuesta del 14 de abril de Ipsos Sopria-Steria para Le Monde. Eso está muy por debajo del 79,5 por ciento de participación en la primera ronda de las elecciones presidenciales de 2012.
La contienda está poniendo a prueba a los encuestadores como nunca antes. “Esta situación carece totalmente de precedente”, dijo Emmanuel Rivière, director gerente de Kantar Public France. “El hecho de que haya cuatro posibles finalistas hace que la situación sea muy compleja”.
El hundimiento del bipartidismo
Sea cual sea el resultado, las elecciones presidenciales de 2017 serán recordadas por el desplome de socialistas y conservadores, cuyos candidatos podrían no superar de forma conjunta un tercio del total de los votos.
En el caso de Los Republicanos, pese a que Fillon mantiene intactas sus opciones, la caída aparece sobre todo asociada a los casos de presunta corrupción que han llevado a que su aspirante haya sido imputado por malversación de fondos públicos. Cuando el centro-derecha celebró sus elecciones primarias, allá por el mes de noviembre, existía un consenso generalizado en que su vencedor tendría ya pie y medio en el Palacio del Elíseo.
Pero el escándalo de los supuestos empleos ficticios que Fillon concedió a su esposa y dos de sus hijos -difundido en enero por el semanario Le Canard Enchainé– revolcó de tal manera los pronósticos que los conservadores temen ahora perder unos comicios que creían ganados hace medio año.
En los socialistas el panorama es aún más sombrío, con un candidato, Benoît Hamon, que no cuenta, según los sondeos, con ninguna opción de pasar a la segunda vuelta y que podría incluso quedarse por debajo del 10 % de los votos.
La decisión del actual presidente, François Hollande, de no presentarse a su reelección abrió la caja de los truenos en el partido de la rosa, que celebró unas primarias que entronizaron al ala rebelde de la formación, encarnada por Hamon, y castigaron a la moderada del ex primer ministro Manuel Valls.
La irrupción en solitario del exministro de Economía Macron hizo el resto. Los socialistas se asoman a una auténtica crisis existencial tras estos comicios, que podría agravarse en las legislativas del mes de junio.
De hecho, esas elecciones despejarán el horizonte político del país, que verá previsiblemente nacer un Parlamento mucho más atomizado, pese a que el sistema a dos vueltas propicia el bipartidismo y la concentración de poder.
Aun si Fillon no consigue alcanzar la Presidencia, Los Republicanos cuentan con alcanzar buenos resultados en las parlamentarias de junio, aunque eso, al igual que el nombre del próximo jefe de Estado, pertenece todavía al terreno de la política-ficción.
Fuente: La Vanguardia