El papa Francisco aprovechó de nuevo la ocasión de su mensaje de Pascua, asomado al balcón central de la fachada de San Pedro, para hacer un largo repaso de los dramas que sacuden al mundo como las guerras, la inmigración o el desempleo en Europa.
Ante una plaza de San Pedro rodeada de fuertes medidas de seguridad y en un mensaje retransmitido en 160 televisiones de todo el planeta, Francisco también quiso enviar su deseo de «que los representantes de las Naciones tengan el valor de evitar que se propaguen los conflictos y de acabar con el tráfico de las armas».
En este mensaje que precede a la bendición ‘Urbi et Orbi’ y que otorga la indulgencia (perdón de los pecados) para todos los fieles que la reciban por los diferentes medios de comunicación, Francisco habló de la esperanza que trae para los católicos la resurrección de Jesús.
Y entonces deseó que «en los momentos más complejos y dramáticos de los pueblos, el Señor Resucitado guíe los pasos de quien busca la justicia y la paz; y done a los representantes de las Naciones el valor de evitar que se propaguen los conflictos y de acabar con el tráfico de las armas».
Que en estos tiempos el Señor sostenga en modo particular los esfuerzos de cuantos trabajan activamente para llevar alivio y consuelo a la población civil de Siria, víctima de una guerra que no cesa de sembrar horror y muerte», rogó.
Y citó el «innoble ataque» de ayer en Alepo contra los desplazados que huían, provocando numerosos muertos y heridos.
Pero también para que se conceda la paz «a todo el Oriente Medio, especialmente a Tierra Santa, como también a Irak y a Yemen» y recordó «Sudán del Sur, Somalia y la República Democrática del Congo, que padecen conflictos sin fin, agravados por la terrible carestía que está castigando algunas regiones de África».
Que Jesús Resucitado sostenga los esfuerzos de quienes, especialmente en América Latina, se comprometen en favor del bien común de las sociedades, tantas veces marcadas por tensiones políticas y sociales, que en algunos casos son sofocadas con la violencia», deseó.
No olvidó, como hace siempre en sus mensajes donde Francisco repasa la violencia en el mundo, a «Ucrania, todavía afligida por un sangriento conflicto» y pidió «que vuelva a encontrar la concordia y acompañe las iniciativas promovidas para aliviar los dramas de quienes sufren las consecuencias».
Francisco mencionó también a Europa, y pidió esperanza para «cuantos atraviesan momentos de dificultad, especialmente a causa de la gran falta de trabajo sobre todo para los jóvenes».
También aseguró que Jesús resucitado se hace cargo de quienes sufren explotación, de los que sufren violencia entre los muros de casa y «se hace compañero de camino de quienes se ven obligados a dejar la propia tierra».
El Pastor Resucitado va a buscar a quien está perdido en los laberintos de la soledad y de la marginación», declaró.
Se hace cargo de cuantos son víctimas de antiguas y nuevas esclavitudes: trabajos inhumanos, tráficos ilícitos, explotación y discriminación, graves dependencias», agregó.
Y continuó: «Se hace cargo de los niños y de los adolescentes que son privados de su serenidad para ser explotados»
También mencionó la violencia machista y los abusos al aludir a «quien tiene el corazón herido por las violencias que padece dentro de los muros de su propia casa».
El Papa aseguró que Jesús resucitado «se hace compañero de camino de quienes se ven obligados a dejar la propia tierra a causa de los conflictos armados, de los ataques terroristas, de las carestías, de los regímenes opresivos».
A estos emigrantes forzosos, les ayuda a que encuentren en todas partes hermanos, que compartan con ellos el pan y la esperanza en el camino común», agregó.
Con la misa de Pascua y la bendición ‘Urbi et Orbi’ (A la ciudad y al mundo) terminaron los ritos de la Semana Santa.
Excelsior