«Soy un pecador», confiesa el Papa Francisco en la autobiografía «Esperanza», en la que recuerda su infancia en Argentina, su elección en el cónclave de 2013 o la nostalgia por no poder comer una pizza en un restaurante.
El libro, cuya edición en español se publica a finales de mes, recoge a través de anécdotas los mensajes que representan los pilares de su pontificado: la búsqueda de la paz, la acogida de migrantes o la protección del medioambiente.
A sus 88 años, Francisco regresa a episodios de su infancia en un barrio multicultural de Buenos Aires, sin esconder algunas acciones de las que dice ahora arrepentirse.
Se describe como un «niño travieso» y evoca con nostalgia a los miembros de su familia.
Narra también el viaje de sus abuelos italianos que emigraron a Argentina en 1929 en un camarote de tercera clase y que su abuela escondió sus bienes en el forro de su abrigo.
«No hay nada nuevo en ello, es una historia de ayer y de hoy», observa.
Jorge Bergoglio rememora también el cónclave de su elección después de la renuncia de Benedicto XVI.
«Nunca imaginé que el resultado de este cónclave me podía afectar directamente, así que figúrese si había pensado en un nombre papal», explica.
Excelsior