Japón atraviesa una crisis demográfica sin precedentes marcada por un acelerado envejecimiento de su población. En 2023, el número de personas de 65 años o más alcanzó los 36.25 millones, representando el 29.3% de la población total, el porcentaje más alto a nivel mundial.
Este fenómeno, impulsado por una baja tasa de natalidad (1.3 hijos por mujer en 2022) y una alta esperanza de vida de 84 años, ha generado importantes repercusiones económicas, sociales y políticas.
Causas del envejecimiento y medidas gubernamentales
El envejecimiento en Japón es consecuencia de décadas de bajas tasas de natalidad, alta longevidad y una política de inmigración restrictiva. A pesar de los intentos del gobierno por revertir la tendencia mediante incentivos económicos para las familias y mejoras laborales, las medidas no han logrado el impacto necesario.
Para enfrentar esta crisis, Japón ha implementado políticas como el fomento de la natalidad, el aumento de la edad de jubilación y la apertura controlada a la inmigración en sectores clave. Sin embargo, la efectividad de estas acciones ha sido limitada, y el país sigue buscando soluciones innovadoras, como el uso de tecnología y robótica para el cuidado de su creciente población anciana.
Impacto económico y social
El envejecimiento ha incrementado los costos del sistema de salud y bienestar social, con un gasto que supera el 10% del PIB en salud. La reducción de la población en edad productiva ha afectado la competitividad económica, mientras que la falta de jóvenes ha llevado a muchas empresas a automatizar procesos y subcontratar en el extranjero.
Japón lidera a nivel mundial en el uso de robótica y telemedicina para compensar la escasez de personal en el cuidado de los ancianos.
Perspectivas y retos futuros
Se espera que la situación se agrave en las próximas décadas, con proyecciones que indican que más del 35% de la población japonesa será mayor de 65 años para 2060. Esto plantea un desafío complejo que podría servir de lección para otros países que enfrentan tendencias similares de envejecimiento demográfico.
Japón deberá intensificar sus esfuerzos en políticas de natalidad, inclusión de mujeres y extranjeros en el mercado laboral, y continuar innovando en tecnología para adaptarse a esta nueva realidad demográfica que redefine su estructura económica y social.
Información de la mano con Excelsior