La Comisión Europea ha acusado a la red social X de engañar a sus usuarios con su sistema de verificación de cuentas mediante la marca azul y de violar las normas de transparencia de la Unión Europea.
Según un comunicado emitido este viernes, X diseña y opera su interfaz para «cuentas verificadas» de una manera que no se ajusta a las prácticas de la industria, lo que engaña a los usuarios.
La Comisión sostiene que cualquiera puede suscribirse para obtener el estado «verificado», lo que afecta la capacidad de los usuarios para tomar decisiones informadas sobre la autenticidad de las cuentas. Además, se han encontrado pruebas de que actores maliciosos abusan de la cuenta verificada para engañar a los usuarios, aunque no se ofrecieron detalles adicionales sobre estos actores.
Margrethe Vestager, comisaria europea de Competencia, afirmó que X no cumple con la Ley de Servicios Digitales (LSD) en áreas clave de transparencia, engañando así a los usuarios. En sus conclusiones preliminares, la Comisión señaló que la marca azul solo indica que el usuario ha registrado un número de teléfono y una cuenta bancaria, sin reflejar el nivel de confianza que debería inspirar la cuenta.
Además, la Comisión indicó que X no cumple con la transparencia requerida en materia de publicidad, ya que no proporciona un repositorio de publicidad confiable y con capacidad de búsqueda. La red social tampoco proporciona acceso a sus datos públicos a los investigadores, como exige la normativa vigente en la UE.
La UE ha identificado 25 plataformas gigantes, denominadas «guardianes de acceso«, que están sometidas a medidas de control más estrictas. La Comisión ya ha denunciado posibles violaciones de las leyes del bloque por parte de Meta (Facebook e Instagram) y Apple, y mantiene investigaciones abiertas sobre TikTok y AliExpress.
El comisario europeo de Mercado Interno, Thierry Breton, señaló que X tiene el derecho a defenderse, pero si se confirma la posición de la Comisión, se impondrán multas y se exigirán cambios significativos.
Información de la mano con El Economista
