viernes, abril 19, 2024
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Músico, poeta… y ‘Cochiloco’

Sin Joaquín Cosío (Tepic, 1962), las voces de El Cochiloco de la película El infierno, de Mascarita en Matando Cabos o del General Medrano en Quantum of Solace no serían nada, pero tampoco sin la literatura. Menos expuesto, ese actor que ha sido identificado por sus papeles de rudo narcotraficante, también escribe versos y los publica, aunque siga sintiendo cierto pudor de asumirse como poeta. En todo caso, asegura, hacer poesía le ha permitido exigirse cada vez más en cada uno de los papeles que ha hecho para el cine y el teatro.

Cosío te da la mano y automáticamente se adivina ese carácter fuerte que revela la mirada. Es un tipo grande y de voz gruesa, de palabras contundentes; esta vez la actuación no es el tema central. La charla sucede a propósito de la aparición de Ciudad negra (Universidad Autónoma de Ciudad Juárez/Bonobos, 2018), una antología preparada por Jorge Humberto Chávez, en la que aparecen 13 poetas que, de 1980 a 2013, se formaron en la vapuleada Ciudad Juárez.  

En 1990, Joaquín Cosío publicó su primer libro, Conversando otra voz, y un año después recibió un premio por su obra teatral Tomóchic: el día que se acabó el mundo, aunque rápidamente dejó de escribir teatro. A la poesía sí le siguió: Mujeres de La Brisa, en 1999, y Bala por mí el cordero que me olvida, de 2011. En Ciudad negra aparecen diez de sus poemas, todos cargados de imágenes potentes en los que el ritmo juega un papel importante.

¿Qué momento prefiere para escribir? “Soy un escritor muy lento. En un principio me costaba mucho trabajo cuando me decían que yo era poeta, eso también tiene que ver en parte con este cierto velo sobre mi trabajo literario. Yo no me asumo como tal, puedo decir que como actor he asumido una carrera y al asumirla quiere decir que he buscado trabajar al límite, llegar a trabajar con amplitud, con profundidad. El trabajo poético es más bien una liberación de mi intimidad emocional o de mi imaginación verbal, nunca o pocas veces he aceptado eso: ‘eres poeta’, bueno, escribo, escribo como tal, tampoco soy un intelectual, no lo soy; sin embargo, necesito escribir y esa es una tarea que en mi caso es muy costosa, me lleva mucho tiempo escribir, intentar llegar a algo y siempre es incómoda”, concluye.

Fuente: Excélsior

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