Cada invierno, mientras en otras regiones de México apenas se desempolvan los suéteres, en La Rosilla —una comunidad enclavada en la Sierra Madre Occidental— el frío cala los huesos con una intensidad que parece venir de otro país. Ubicada a más de 2 mil 700 metros sobre el nivel del mar, en el municipio de Guanaceví, Durango, esta localidad vuelve a hacer honor a su apodo: el congelador de México.
El pasado miércoles, el termómetro marcó -4.5 °C, consolidando a La Rosilla como el sitio más frío del país en lo que va de la semana. Sin embargo, esta cifra es apenas un vistazo de lo que suele ocurrir en los meses más crudos del invierno. En enero de 2025, por ejemplo, se registró una mínima de -17 °C, consecuencia directa del paso de un frente frío ártico.
El clima extremo de La Rosilla no es un accidente. Su ubicación en un valle cerrado dentro de una cadena montañosa facilita un fenómeno conocido como inversión térmica: durante la noche, el aire frío —más denso— desciende por las laderas y queda atrapado en el fondo del valle. La ausencia de vientos nocturnos impide que se disperse, generando mínimas que superan con creces las de cualquier otra zona habitada del país.
A esto se suma una atmósfera seca, cielos mayormente despejados y una baja humedad relativa. Sin nubes ni vapor de agua que actúen como escudo térmico, la radiación escapa sin obstáculos hacia el espacio. El resultado: madrugadas gélidas, heladas frecuentes y condiciones que rozan el umbral de lo habitable.
Comparaciones que hablan por sí solas
Mientras La Rosilla marcaba -4.5 °C, otras localidades frías del norte mexicano reportaban temperaturas apenas cercanas al punto de congelación. Sardinas, en San Bernardo, registró 1 °C; Santa Bárbara, en Durango capital, alcanzó 1.5 °C; y Las Boyas 2, una estación automática cercana, se quedó en 1.9 °C. Ninguna se acerca siquiera al umbral diario que soportan los habitantes de esta pequeña comunidad.
Un laboratorio natural del clima extremo
El fenómeno ha sido objeto de estudio por parte del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, que considera a La Rosilla uno de los microclimas más extremos de México. El récord histórico de temperatura en esta localidad es de -25 °C, aunque el récord oficial nacional lo ostenta Villa Ahumada, Chihuahua, con -30.4 °C registrados en 1962.
La Sierra Tarahumara, también en Chihuahua, ha reportado mínimas similares. En enero de 2025, Cumbres de Majalca registró -23.1 °C. Pero la diferencia está en la constancia: La Rosilla no es la más fría una vez cada década. Lo es cada invierno.
Excelsior
