Desde el aire, el sargazo se ve como una peste marrón que domina el Caribe mexicano, al registrarse el peor año desde 2011, cuando se presentaron los primeros indicios de su arribo masivo a la región.
El aumento de la temperatura del mar y las alteraciones en las corrientes marinas, por el cambio climático, trajeron hasta aquí esta macroalga convertida en plaga.
Las manchas flotantes de sargazo duplican su tamaño cada cinco días, por el exceso de nutrientes, que aportan las actividades agrícolas en la cuenca del Amazonas, las aguas profundas del noreste de África (surgencias) y el polvo del Sahara, que actúan como fertilizante o abono en el Océano Atlántico.
En plenas vacaciones de verano, la peste marrón ahuyenta a los turistas en Playa Delfines, una de las más tradicionales de Cancún, donde las cuadrillas de trabajadores y la maquinaria pesada rompen con el paisaje natural.
Se calcula que 2025 culminará con el arribo de más de 80 mil toneladas de sargazo, superando los picos de la temporada 2022, cuando se recolectaron 63 mil toneladas entre marzo y octubre, así como el récord de 2018, con 54 mil toneladas.
Excelsior