Cuatro exseleccionadas de lucha del estado de Nuevo León denunciaron ante el Instituto Estatal del Deporte (Inde) a los entrenadores Luis Carlos López Ortiz y Javier Alejandro Guevara Ruvalcaba por acoso y hostigamiento sexual a través de unas cartas dirigidas a la directora Melody Falcó, quien a principios de junio turnó el asunto a la Fiscalía del Estado.
Los documentos, recibidos por el Inde el 2 de mayo último y de los cuales Proceso tiene copia, contienen información sobre hechos ocurridos entre 2009 y 2021 en los que ambos instructores protagonizan una serie de comportamientos inapropiados con las luchadoras menores de edad desde su posición de figuras de autoridad.
Los nombres de las cuatro deportistas denunciantes se mantendrán en el anonimato para no exponer su identidad y revictimizarlas. Sus relatos serán identificados como deportista uno, dos, tres y cuatro.
“Había un entrenador (del municipio) de Guadalupe, cuyo nombre es Luis Carlos López Ortiz. Este entrenador me llamaba de una forma que en ese momento yo no entendía como una situación de acoso, sin embargo él me decía mi amor, preciosa, hermosa”, relató la deportista uno, quien refiere que esto ocurrió en 2009 en las instalaciones del Centro de Alto Rendimiento de Nuevo León (Care) cuando ella tenía 14 años.
“Cada vez que me veía trataba de abrazarme para cargarme con la cara cerca de la de él y me besaba en la mejilla, lo más difícil era buscar la forma que no me hiciera eso; tenía que esconderme cada vez que llegaba al Care para que eso no pasara. Cada vez que lo hacía yo le decía que no podía cargarme de esa forma pero nunca le importó lo que yo le dijera y siempre me buscaba para hacerlo al momento de llegar al entrenamiento.
“Hoy a mi edad me doy cuenta que esa persona estaba acosándonos sistemáticamente a las niñas de la selección, que él es un pederasta, además de hacernos tocamientos al cargarnos y recargarnos en su cuerpo. Por respeto o miedo no pudimos hacer una denuncia formal ante ninguna autoridad”, detalla la deportista uno en el documento que entregó a Melody Falcó.
Asimismo, López Ortiz fue señalado por otra luchadora por organizar fiestas junto con otros entrenadores de esta especialidad en las que participaron deportistas, incluidas menores de edad. En estas reuniones, de acuerdo con la denunciante, se fomentaba el consumo de alcohol y marihuana.
Escribió en su carta de denuncia la deportista dos:
Me hizo el comentario: ‘de esto (ni digas) nada a nadie’. Esa fiesta pasó en 2015 y además los atletas mayores estaban de intensos con las chicas y pasaba de todo, recuerdo que el sexo entre atletas era muy normal aunque estuvieran chicos. Hasta ahora entiendo y me queda claro que las fiestas las organiza el entrenador Luis Carlos López Ortiz permitiendo toda clase de acoso, facilitándolo y fomentando los excesos en los equipos de lucha del Care.
Por su parte, el entrenador Javier Alejandro Guevara Ruvalcaba también fue objeto de diversos señalamientos, sobre todo en lo relativo al hostigamiento, maltrato y negligencia por la forma en la que trabaja con las luchadoras que tiene a su cargo.
“Abusó psicológicamente de mi persona en repetidas ocasiones. El entrenador solía pegarnos en caso de que no hiciéramos las cosas bien. En una ocasión por reírme cuando estaba proyectando llegó con el cronómetro y con el cordón me dio un latigazo con mucha fuerza en la espalda”, escribió la deportista tres.
Guevara Ruvalcaba no sólo es mencionado por ejercer bullying como parte de sus prácticas habituales de entrenamiento con las luchadoras de alto rendimiento del estado de Nuevo León, también fue acusado de actos de negligencia por provocar y atender lesiones de las deportistas.
Los testimonios de la deportista tres y de la cuatro coinciden en cuanto a culpar de sus lesiones a la forma en la que Guevara ejecutaba los entrenamientos.
El entrenador menospreció las afectaciones que tendrían por excederse. Las molestias físicas que ambas tuvieron en su momento se complicaron porque no fueron atendidas debidamente.
“No me dejaba descansar, aunque claramente me dolía. Siempre lo tomaba a la ligera, como si lo estuviera inventando o exagerando. Cuando me operaron la rodilla a los tres meses ya quería que volviera a entrenar como si nada, y eso afectó mucho mi recuperación.
“Hasta la fecha me sigue doliendo a veces por no haberme cuidado bien en ese momento, el diagnóstico que me dio el doctor cuando me hice una resonancia por el dolor tan fuerte resultó en ligamento cruzado roto y fisura en el menisco. Todo esto me afectó demasiado y durante mucho tiempo me lo guardé. Pero ya no quiero callarme porque nadie merece vivir esto, sentirse sola o menos en un lugar donde se supone que te están formando y apoyando”, denunció en su carta la deportista cuatro.
“Me lesioné la rodilla por su culpa”, aseguró la deportista tres, quien también describió la forma en la que el entrenador Guevara la obligó a combatir en 2021 contra una compañera que la superaba por 20 kilos de peso, situación que ocasionó la ruptura del ligamento cruzado anterior en una de sus rodillas.
“Truncó mi carrera deportiva como luchadora después de esa lesión. No soy la única atleta que ha sido abusada psicológicamente por este entrenador, ya que hay otras más que han sufrido esta situación”.
Información de Proceso.