La noticia de su muerte fue anunciada por su familia. Durante muchos años, los fans creyeron que Osbourne debía ser indestructible. El «Padrino del Metal» había sobrevivido décadas de una vida difícil, incluyendo el abuso de drogas y alcohol, además de controversias como el infame momento en que le arrancó la cabeza a un murciélago de un mordisco durante un concierto en Des Moines, Iowa.
Sin embargo, en sus últimos años de vida, fue un hombre salvaje reformado que sufrió una serie de problemas de salud, principalmente relacionados con lesiones en el cuello sufridas en un accidente de quad en 2003, que luego se vieron agravadas por una caída en 2019. Le diagnosticaron la enfermedad de Parkinson ese mismo año y también sufrió un episodio de Covid.
A pesar de sus numerosos problemas de salud en los últimos años, Osbourne se mantuvo activo hasta bien entrados los setenta. Se reunió con sus compañeros de Black Sabbath para su último álbum, 13, en 2013. Mientras tanto, su último álbum en solitario, Patient Zero (2022), contó con la colaboración de estrellas como Iommi, Eric Clapton, el fallecido Jeff Beck y el baterista de Foo Fighters, Taylor Hawkins. Ganó el Grammy al Mejor Álbum de Rock en 2023.
Ese mismo año, él y Iommi disfrutaron de una mini reunión de Sabbath como parte de la ceremonia de clausura de los Juegos de la Commonwealth, interpretando “Iron Man” y “Paranoid”.
Información de la mano con La Jornada.