Las garrapatas ya eran bastante desagradables por sí solas, parásitos que se aferran a la piel para alimentarse de sangre y que, además, pueden transmitir enfermedades peligrosas tanto a animales como a humanos.
Pero lo que vivió una joven colombiana llevó el nivel de espanto a nuevas alturas: una garrapata se le incrustó nada menos que en el ojo y estuvo a punto de costarle la visión.
Aunque solemos imaginar a las garrapatas aferradas a la piel de una mascota o caminando por el pasto, lo cierto es que estos ácaros, sí, no son insectos, sino parientes cercanos de las arañas, pueden sorprenderte en los lugares más insólitos, como el globo ocular.
Eso fue lo que le ocurrió a María Alejandra Osorio, una joven originaria de Colombia y quien compartió en redes sociales el escalofriante momento que vivió cuando, tras varios días de molestia en un ojo, descubrió que no era una basurita ni una pestaña lo que le causaba irritación… sino una garrapata.
Excelsior