Luego de casi cuatro años sin entrar a los estudios de grabación, Dulce María ha vuelto a encender los reflectores con un poderoso regreso musical. Su más reciente sencillo, “Jaula de oro”, marca no solo un reencuentro con su público, sino también un grito de libertad personal y creativa.
Lejos de la imagen pop adolescente que la catapultó a la fama, la cantante y actriz muestra una faceta más introspectiva y madura, que dialoga con su historia, sus luchas internas y su transformación como mujer y artista.
“Es verdad que he tenido la oportunidad y la fortuna de vivir proyectos increíbles, muy grandes y masivos, pero también proyectos más pequeños que con el tiempo he podido ir eligiendo —nos platica la integrante del fenómeno RBD—. Son proyectos que tienen un propósito para mí, que a lo mejor son más chiquitos y no son tan populares, pero que me llenan porque a lo mejor tienen una causa social o un mensaje que me interesa dar en el mundo”.
Entre 2004 y 2008, Dulce María fue parte esencial de uno de los grupos más exitosos en la historia del pop latino. Originado de la telenovela Rebelde, RBD se transformó en un fenómeno musical sin precedentes: más de 60 conciertos sold out en un solo año, millones de discos vendidos en todo el mundo y una legión de fanáticos que aún hoy siguen fieles a sus integrantes. De ahí que parezca que su faceta como solista independiente pareciera un alter ego.
“Lo cierto es que he aprendido a disfrutar y valorar ambos mundos, porque cada uno te aporta cosas diferentes. En este caso, disfruto poder ser independiente y tener la libertad para expresarme, producir y tomar decisiones. Todo eso es increíble, porque no solamente me encargo de la parte creativa, sino que tengo toda la responsabilidad que conlleva planear los lanzamientos, generar la inversión y todo este rollo, que obviamente no va a tener el mismo alcance que alguien que tiene una disquera detrás, pero que me hace estar aún más comprometida con lo que hago”, agregó, durante esta plática con MILENIO.
El precio del éxito
Lanzada hace un par de días en todas las plataformas, “Jaula de oro” es una canción que fusiona sonidos pop contemporáneos con matices de balada y toques electrónicos sutiles. Pero lo más potente está en su mensaje: una reflexión sobre el precio del éxito, la presión de complacer a los demás y la búsqueda de autenticidad en medio del ruido exterior.