El presidente estadunidense, Donald Trump, arremetió este jueves de nuevo contra Harvard y la tildó de «institución antisemita de extrema izquierda», en momentos en que la prestigiosa universidad lucha en los tribunales contra la congelación de fondos decretada por su gobierno para doblegarla.
Desde su regreso a la Casa Blanca, la administración de Trump aplica una campaña de presión sin precedentes contra las universidades con la excusa de que permiten el antisemitismo, el racismo contra los blancos por las políticas de diversidad y la promoción de la «ideología de género» al proteger a los estudiantes trans.
El gobierno republicano amenazó a varias universidades de primer nivel con congelar su financiación y aplicar otros castigos, lo que suscita preocupación por la libertad académica.
También tomó medidas para revocar visados y deportar a estudiantes extranjeros implicados en las protestas para pedir el fin de la guerra de Israel en Gaza.
Trump vs. Harvard
Trump aseguro que «Harvard es una amenaza para la democracia» y «un desastre liberal». Para el presidente, la universidad admitió «estudiantes de todo el mundo que quieren destrozar nuestro país».
Tras negarse a acatar las nuevas directrices gubernamentales, Harvard, que ha visto congelados al menos 2 mil 200 millones de dólares en financiación federal, presentó el 21 de abril una demanda contra la administración Trump.
Harvard pide que se declaren ilegales la congelación de la financiación y las condiciones impuestas a las subvenciones federales, argumentando que las medidas equivalen a una injerencia política destinada a comprometer la independencia de la institución de la famosa Ivy League, que agrupa a ocho de las mejores universidades del país.
«Socavar las normas»
Varios senadores judíos acusaron el jueves a Trump de utilizar el antisemitismo como arma para «socavar las normas y los derechos democráticos».
La víspera, Trump emitió una orden ejecutiva que cambia la forma en que las autoridades federales eligen las universidades y colegios que pueden acceder a miles de millones de dólares de becas y préstamos estudiantiles.
La medida pretende castigar lo que Trump califica de «discriminación ilegal», es decir, cualquier medida que promueva la representación de «individuos de minorías raciales y étnicas».
Este jueves, un juez del estado de Nuevo Hampshire (noreste) determinó que Trump no puede recortar fondos a las escuelas públicas que aplican políticas de igualdad y diversidad, que han sido un blanco particular del presidente.
El fallo no se aplica de forma generalizada, sino al mayor sindicato de profesores de Estados Unidos, a la Asociación Nacional de Educación (NEA) y al Centro para el Desarrollo de Educadores Negros (CBED), organización sin ánimo de lucro que promueve la contratación de profesores negros. Es decir, a las escuelas que emplean a miembros de la NEA o contratan al CBED.
«Numerosas investigaciones»
Trump y su equipo de la Casa Blanca justifican su campaña contra las universidades como una respuesta a lo que consideran «antisemitismo» incontrolado y a la necesidad de revertir los programas de diversidad destinados a abordar la exclusión histórica de las minorías.
La administración estadounidense afirma que las protestas contra la guerra de Israel en Gaza que recorrieron los campus universitarios estadounidenses el año pasado estuvieron plagadas de antisemitismo.
Muchas universidades, entre ellas Harvard, reprimieron en su momento las protestas, y la institución con sede en Cambridge sancionó a 23 estudiantes y denegó títulos a otros 12, según los organizadores de las protestas.
El presidente de Harvard, Alan Garber, dijo que la administración de Trump ha iniciado «numerosas investigaciones» a la universidad.
La lucha de Trump contra la diversidad se hace eco de las quejas de larga data de los conservadores que critican que los campus universitarios de Estados Unidos están inclinados demasiado a la izquierda, y dejan fuera a las voces de derecha.
La Casa Blanca ya le dobló el brazo a la Universidad de Columbia en Nueva York, que sufrió un recorte de 400 millones de dólares.
La universidad anunció un paquete de concesiones al gobierno como la presencia de agentes de seguridad en el campus con poder para detener estudiantes o la revisión del currículum de su departamento de estudios de Oriente Medio.
En la orden ejecutiva del 23 de abril, Trump alegó que «los estudiantes y contribuyentes estadounidenses se merecen algo mejor».
«Mi administración reformará nuestro disfuncional sistema de acreditación para que los colegios y universidades se centren en ofrecer programas académicos de alta calidad a un precio razonable», dijo Trump.
Con información de Milenio.