En México, la población de hablantes de lenguas indígenas ha disminuido un 30% en la última década, descendiendo de 11.1 millones en 2014 a 7.4 millones en 2023. De las 68 lenguas indígenas que se hablan en el país, 23 están en peligro de extinción, como el ixcateco, cuya desaparición se confirmó con el fallecimiento de uno de sus últimos hablantes, Pedro Salazar.
José Manuel del Val Blanco, investigador y etnólogo, destacó que:
«cada vez que muere una lengua, muere una forma de ver el mundo«.
El decrecimiento en la población de hablantes y el riesgo de extinción de numerosas lenguas son reflejo de las adversidades que enfrentan las comunidades indígenas en México, como la exclusión social y la falta de integración cultural y educativa.
Las condiciones adversas, la falta de perspectivas de preservación cultural y la presión para adoptar el español como lengua principal han llevado a un desplazamiento de las lenguas indígenas.
Además, el 52.4% de los hablantes son mujeres y la mayoría tiene 50 años o más, lo que agrava el riesgo de pérdida cultural.
Para garantizar la supervivencia de estas comunidades, es crucial integrarlas adecuadamente en la sociedad y en la política pública, sin comprometer su cultura.
Las Naciones Unidas sugieren varias acciones para apoyar la preservación de estas lenguas y culturas, como reconocer las competencias tradicionales, condenar la discriminación, promover el desarrollo cultural y potenciar la traducción a lenguas nativas.
Enfrentar estos desafíos es esencial para proteger y revitalizar el rico patrimonio cultural de México.
Información de la mano con El Ecomista