La icónica actriz Jessica Lange, ganadora de dos premios Oscar, tres Emmys y un Tony, ha experimentado recientemente una mayor sensación de libertad en su trabajo como actriz. A pesar de su impresionante trayectoria, Lange sigue sorprendiendo con personajes que «bordean los límites de la cordura«.
Recientemente, ha destacado en Broadway con Mother Play y en la película de HBO The Great Lillian Hall, donde interpreta a mujeres enfrentadas a sus propios errores y arrepentimientos.
En Mother Play, por la que fue nominada a otro Tony, interpreta a una madre que se enfrenta a sus errores a lo largo de los años. En The Great Lillian Hall, comparte pantalla con Kathy Bates y Lily Rabe, interpretando a una actriz de teatro que lucha contra la demencia mientras intenta completar una producción de El jardín de los cerezos.
Ambos papeles han sido emocionalmente intensos y complejos, lo que ha permitido a Lange explorar diferentes aspectos de la humanidad.
Lange ha comentado que, a lo largo de su carrera, ha tendido a aceptar personajes complejos y oscuros, mencionando personajes icónicos como Frances Farmer, Blanche DuBois y Mary Tyrone.
Estos roles le han permitido profundizar en las emociones humanas y explorar las complejidades de la vida. Aunque admite que al principio era difícil desprenderse de estos personajes, con el tiempo ha aprendido a dejarlos atrás.
Sobre su reciente experiencia en los Oscar, Lange expresó su emoción al presentar a Carey Mulligan y reflexionó sobre cómo ha cambiado la ceremonia a lo largo de los años. A pesar de todos los cambios, sigue apreciando la oportunidad de celebrar el arte de la actuación.
Información de la mano con Vanity Fair