Aunque la salud mental está más visibilizada hoy en día, aún falta mucho camino por recorrer para que las personas, especialmente los jóvenes, se sientan seguros de comunicar problemas relacionados con el estrés, la ansiedad o la depresión. Admitir que se tiene una situación relacionada con la salud mental sigue siendo difícil debido al estigma social.
La Encuesta Gen Z y Millennial 2024 de Deloitte revela que cuatro de cada diez miembros de la generación Z y el 35% de los millennials se sienten estresados todo o la mayor parte del tiempo. Además, casi tres de cada diez trabajadores jóvenes temen que su gerente los discrimine por mostrar estrés u otros problemas de salud mental. Aproximadamente el mismo porcentaje no cree que los altos líderes den prioridad a la salud mental en el lugar de trabajo.
Según Deloitte, aunque las organizaciones están logrando avances para mejorar la salud mental en el trabajo, aún hay margen de mejora en cuanto a la apertura sobre este tema.
La salud mental como clave de la rentabilidad
Paola Palazón Seguel, cofundadora de Siki, expone que las empresas están hechas por personas, y su bienestar impacta directamente en el rendimiento empresarial. Según la Organización Mundial del Trabajo (OIT), el estrés laboral en México cuesta entre 5,000 y 40,000 millones de dólares al año. La reducción del estrés laboral puede fomentar la creatividad y la innovación, haciendo a las empresas más sostenibles.
Palazón Seguel subraya que abordar los temas de salud mental hará que una organización sea sostenible en todas sus aristas, incluyendo lo económico. Con el 30% de la población compuesta por jóvenes, es vital comenzar a crear entornos laborales seguros para la salud mental.
Información de la mano con El Economista
