Lionel Messi regresa a la competición de selecciones nacionales cuando Argentina se enfrente a Canadá en el partido inaugural de la Copa América este jueves. Los aficionados estadounidenses podrán ver al astro argentino en acción en el estadio Mercedes-Benz de Atlanta.
Por segunda vez en ocho años, la Copa América se celebra en Estados Unidos en lugar de Sudamérica. Esta decisión busca promover el fútbol regional y aumentar los ingresos de las federaciones nacionales, aunque también refleja desafíos para Sudamérica en la organización de grandes eventos deportivos.
La colaboración entre Conmebol y Concacaf ha permitido una competición de 16 equipos en 14 sedes en Estados Unidos, con la final programada para el 14 de julio en Miami. Este acuerdo resuelve problemas organizativos recurrentes y evita la necesidad de grandes inversiones públicas.
La elección de Estados Unidos como sede ofrece seguridad y ventajas logísticas, además de ser una prueba previa para el Mundial 2026. Sin embargo, también significa que muchos aficionados sudamericanos no podrán ver a sus estrellas de cerca, perdiendo el fervor y la tradición futbolística de la región.
A pesar de los aspectos positivos, como el aumento de la visibilidad y los ingresos récord, jugar la Copa América en Estados Unidos puede parecer una renuncia a las tradiciones sudamericanas. Los aficionados sudamericanos pierden la oportunidad de vivir la experiencia única de ver a sus equipos en estadios locales.
La edición de este año promete ser emocionante, con Argentina defendiendo su título continental y Messi posiblemente jugando su último torneo con su país. A pesar de los desafíos, la Copa América en Estados Unidos ofrece una oportunidad única para disfrutar del fútbol de alto nivel y ver a futuras estrellas en ascenso.
Información de la mano con El Financiero