El ciclón Otis ha agravado la ya frágil situación de las comunidades rurales en la costa de Guerrero, afectadas también por sismos y sequías. Las mujeres y las niñas son las más afectadas por los impactos del cambio climático.
En la región agraria de Acapulco, es común ver a mujeres de todas las edades cargando pesados baldes de agua en sus cabezas desde el amanecer hasta el anochecer. En estas comunidades marginadas, las mujeres dedican todo su tiempo a múltiples tareas: recolectan leña, trabajan en las milpas, realizan labores domésticas, cuidan a sus hijos y preparan tortillas para vender. Sin embargo, la mayor parte de su tiempo la dedican a recolectar agua para sus familias.
Eveliana Romero, de 53 años, madre de nueve hijos y abuela de más de diez nietos, relata:
“Nos levantamos bien temprano. Acá nunca acaban los quehaceres. Todos los días hay que ir del arroyo a la casa para traer el agüita en varios viajes”.Como ella, la mayoría de las mujeres en esta región rural dedica hasta siete horas diarias a acarrear agua de los pozos comunitarios a sus hogares.
La tormenta Otis, que azotó la región el 25 de octubre de 2023, exacerbó la vulnerabilidad de estas comunidades. En la zona rural, el desbordamiento del río Papagayo inundó parcelas y destruyó cosechas, afectando hasta el 80% del sector agrícola. “Mi esposo tiene su milpita, pero Otis se lo tiró todo”, lamenta Romero.
La sequía y la inseguridad alimentaria son otros problemas críticos en el Acapulco rural. La falta de lluvias y semillas amenaza la subsistencia de estas comunidades. Aunque el gobierno ha destinado fondos a los damnificados, las organizaciones no gubernamentales como Cooperación Comunitaria y Oxfam México juegan un papel crucial en la ayuda y reconstrucción.
Desigualdad y acceso al agua
El acceso al agua es desigual y de mala calidad. Las mujeres enfrentan mayores dificultades debido a la falta de recursos y la carga de trabajo adicional. Además, el temprano embarazo y la falta de educación perpetúan la desigualdad de género en estas comunidades.
A pesar de las adversidades, las mujeres de Acapulco demuestran una notable resiliencia. Son ellas quienes sacan adelante a sus comunidades, subiendo y bajando las cuestas cada día con bidones de agua en la cabeza y gestionando los recursos que no poseen. Su resistencia y fortaleza son fundamentales para la supervivencia de la región.
Información de la mano con El País