En el escenario brillante del estadio Alfredo Harp Helú, los Astros de Houston protagonizaron una sorprendente transformación durante la México City Series contra los Rockies. Lo que comenzó como un viaje plagado de derrotas y desánimo, se convirtió en un renacimiento para el equipo texano, cambiando la tendencia perdedora que los había marcado en las últimas semanas.
Al aterrizar en la Ciudad de México, los Astros cargaban con el peso de cinco derrotas consecutivas y la presión de revertir su peor inicio de temporada desde 1960. Sin embargo, lo que encontraron al otro lado de la frontera fue mucho más que un cambio de escenario: fue un resurgimiento de su espíritu competitivo.
Guiados por la fuerza de sus maderos, los Astros aprovecharon la energía única de la atmósfera mexicana para revitalizar su juego. La altitud de la Ciudad de México inyectó una nueva vida en su ofensiva, mientras que la pasión de los aficionados mexicanos vistió de naranja las tribunas del icónico parque de la capital mexicana.
Desde el primer inning de la victoria 8-2 que consiguieron ayer sobre la novena de Colorado, los Astros mostraron una determinación feroz. El cubano Yordan Álvarez se encargó de subir la primera rayita a la pizarra con un elevado de sacrificio que mandó a la registradora a José Altuve. En el mismo episodio, Kyle Tucker se encargó de poner a los aficionados de pie cuando envió la pelota por detrás del jardín derecho para su séptimo cuadrangular de la temporada.
La expedición al sur del río Bravo, sirvió para que los Astros encontraran el nivel de juego al que han acostumbrado a sus seguidores desde hace poco más de siete años, cuando obtuvieron su primer anillo de Serie Mundial.
Los Rockies lograron igualar el marcador en el fondo del tercer rollo, pero la tarde tenía guardada un momento de comunión para José Altuve y el público mexicano. Vitoreado durante todo el fin de semana, Altuve emergió como un ídolo local cuando conectó un espectacular jonrón que terminó por detrás del bosque izquierdo para darle una ventaja a los Astros que ya no perderían.
Al igual que sucedió en 2019 cuando vencieron en los dos encuentros a los Angels en Monterrey, la novena texana aprovechó su estadía en México para lograr una barrida.
Como si se tratara de una mágica conexión, los Astros han hecho de nuestro país, uno de sus lugares favoritos para despegar. Con las ocho carreras de ayer, el conjunto espacial tiene 44 anotaciones, 50 imparables y 14 bambinazos.
La calurosa tarde en la capital mexicana también sirvió para el regreso al montículo del dominicano Framber Valdez, quien después de estar casi un mes en la lista de lesionados, lanzó como si nada hubiera pasado con su codo.
Cuando el juego terminó los Astros celebraron de nuevo; quedó claro que el viaje a México no fue una serie más. Se trató de un punto de inflexión, un momento en el que un equipo encontró su fuerza interior y redescubrió su capacidad para ganar. Los Astros no sólo llevaban consigo dos victorias, sino también un nuevo sentido de confianza.
cva