Cuando una gran cantidad de medios de comunicación lo esperaban, en su casillero al término del segundo juego de los Dodgers contra los Padres en Corea del Sur, el japonés Shohei Ohtani pasó de largo acompañado por personal del equipo que le dijo a los reporteros que el pelotero estrella no emitiría ninguna declaración.
Ohtani, reconocido en la industria como un hombre amable, se marchó en silencio, dejando en el aire muchas preguntas sobre su participación en la trama de apuestas ilegales en la que está implicado su extraductor Ippei Mizuhara.
Sin embargo, la cadena ESPN dio a conocer ayer que representantes del jugador de los Dodgers de Los Ángeles, se comunicaron con las autoridades policiales y les pidieron que investigaran un “robo masivo” en contra del nipón.
El miércoles, los abogados del único beisbolista bidireccional de Grandes Ligas dijeron que había sido “víctima de un robo” después de que los periodistas le preguntaran a Mizuhara sobre por qué se habían enviado 4.5 millones de dólares en transferencias bancarias desde la cuenta bancaria de Ohtani a un corredor de apuestas.
La acusación en contra se Ippei Mizuhara se dio unos minutos después de que el propio interlocutor señaló que era adicto a las apuestas deportivas y que Ohtani le había prestado los 4.5 mdd para cubrir sus adeudos.
Autoridades federales de Estados Unidos descubrieron un par de transferencias de 500,000 dólares hechas de la cuenta bancaria de Ohtani a Mathew Bowyer.