Como péndulo, Chile pasó en dos años de abrazar y rechazar una propuesta de Constitución de izquierda a embarcarse en una nueva con los ultraconservadores al timón y el gobierno de Gabriel Boric como espectador, tras los sorprendentes resultados electorales del domingo.
Los chilenos eligieron un consejo constituyente de 51 miembros dominado ampliamente por la derecha opositora, que elaborará una nueva Carta Política para reemplazar a la de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), la cual deberá ser sometida a plebiscito en diciembre. El Partido Republicano, que siempre se opuso al cambio constitucional, ocupará 23 de los escaños, mientras las fuerzas oficialistas tendrán 16 y la derecha tradicional 11.
Un indígena mapuche de izquierda completa el consejo que empezará a trabajar en junio sobre un borrador elaborado por expertos constitucionalistas.
Ante el estallido social de 2019 contra la desigualdad, la clase política dio paso a una Asamblea Constituyente en 2021. Amas de casa, abogados, ambientalistas e independientes, que conformaron la mayoritaria «Lista del Pueblo», redactaron una propuesta que fue rechazada en las urnas en septiembre, y que contaba con el respaldo del gobierno.
El borrador consignaba el derecho al aborto, una justicia indígena y reemplazaba al Senado por un cuerpo legislativo de menor poder, entre otras posturas calificadas de extremas y que terminaron ahuyentando al electorado. Ahora será el Partido Republicano, en probable alianza con la derecha tradicional, el que guiará el proceso constitucional, tras su sorprendente avance en un país más preocupado hoy por la inseguridad, la inflación y la migración que por una nueva carta fundacional.
«Es un voto antipolítica, un voto de desconfianza y un voto no sólo contra el proceso constituyente, sino que hacia los partidos políticos tradicionales», dijo Rodrigo Espinoza, director de la escuela de administración pública de la Universidad Diego Portales.
Las elección de la constituyente se realizó el domingo pasado. (AFP)
A la cabeza del excandidato presidencial José Antonio Kast, el Partido Republicano queda, además, en una posición inmejorable frente a las elecciones municipales del próximo año y las generales del 2025.
Hoy día miramos «con esperanza un cambio de gobierno importante en las próximas elecciones. El gobierno actual ha sido mal evaluado y ha fracasado en todas las políticas que ha querido llevar adelante», afirmó este lunes Kast, derrotado por Boric en segunda vuelta en 2021.
El triunfo republicano, que anticipaban las encuestas pero con mucha menor contudencia, es un duro revés para el gobierno de Boric, comprometido con dejar atrás la Constitución de la dictadura justo cuando en el año que se conmemora el 50 aniversario del golpe de Estado que instaló el régimen de Pinochet y derrocó al gobierno del socialista Salvador Allende.
El avance de la derecha deja «muy debilitada» a la figura de Boric a poco más de un año de asumir el poder, agrega Espinoza. «Podríamos esperar un endurecimiento de la oposición en el Congreso, lo cual podría significar un freno a la tramitación de proyectos de ley como la reforma tributaria, la discusión sobre el sueldo mínimo o la reforma de pensiones», explica este analista.
La popularidad del mandatario ronda el 30%, lastrada por problemas como la inseguridad y el magro crecimiento económico. La izquierda tradicional que lideró la política chilena tras el retorno de la democracia quedó fuera del consejo.
El gobierno de Gabriel Boric fue uno de los mayores perdedores de la jornada. (AFP)
«Una izquierda que queda en minoría va a tener que implementar estrategias de bloqueo mediático más que dentro del Consejo (Constitucional), para poder marcar sus puntos», dice Miguel Ángel Fernández, académico de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo.
El próximo 17 de diciembre los chilenos deberán votar a favor o en contra de la nueva Constitución que emerja de este segundo proceso. Con su arrollador triunfo, los republicanos podrían incluso, si quisieran, modificar el borrador de los expertos y diseñar una Constitución a su antojo.
«Los más probable es que se llegue a ‘constitucionalizar’ algo muy parecido a lo de (la carta constitucional) de 1980», afirma Claudia Heiss, académica de la Universidad de Chile, lo que en la práctica implicaría mantener el ‘statuo quo’.
Dentro del marco actual, el sector privado proveé bienes sociales, como las pensiones o la educación, lo que ha convertido a Chile en uno de los países con mayor apertura económica en el continente.
«Creemos que en es esta Constitución hay principios, hay valores, hay instituciones que son fundamentales y que le han hecho mucho bien a Chile», aseguró este lunes el presidente del Partido Republicano, Arturo Squella.
Con información de Excélsior