“Hay que entender que los procesos que tienen que ver con la educación ambiental en la población son lentos y, el hecho de que de manera inmediata no sean efectivos, no quiere decir que en unos años no lo sean”, consideró el Dr. Israel Carrillo Ángeles, docente investigador de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).
Por ello, señaló la importancia de conmemorar el 26 de enero, Día Mundial de la Educación Ambiental, fecha que tiene como objetivo generar conciencia sobre los problemas ambientales asociados al desarrollo de las poblaciones humanas y el impacto que estas generan en el planeta.
Refirió que algunos de los problemas más importantes en materia ambiental, a nivel mundial, son: el calentamiento global (sequías prolongadas que afectan la funcionalidad de los ecosistemas y disminuyen la disponibilidad de recursos); la generación de basura plástica que impacta gravemente a la salud de los ecosistemas terrestres y acuáticos, tanto de agua dulce como marinos; así como el uso irracional de las fuentes de agua potable.
“Los esfuerzos que se hacen a favor del medio ambiente tienen la posibilidad de ser exitosos si todos cooperamos y, para que esto sea posible, debemos de conocer y entender los problemas, esto lo podemos hacer al tener educación ambiental”, afirmó.
Agregó que la falta de educación ambiental es generalizada en cualquier sector de la población, aunque se pensaría que en las comunidades marginadas es más notoria esta carencia, al contar con un menor acceso a la información sobre esta problemática.
El Dr. Carrillo Ángeles señaló que la falta de estrategias políticas son un factor importante que impiden educar en materia ambiental. En el caso de México, explicó, se han firmado convenios a nivel internacional enfocados a hacer conciencia en cuanto a la situación ambiental y con ello, encontrar soluciones, sin embargo, el problema radica al momento de implementarlas.
“En 2006 se publicó la Estrategia de Educación Ambiental para la Sustentabilidad en México, a través de la cual, se plantearon acciones , pero fue hasta el 2021 que se firmó un convenio para impulsar el desarrollo de educación ambiental en los niveles de educativos, por lo cual, la manera en que vamos implementando dichas políticas es bastante lenta cuando los problemas se van incrementando de manera acelerada, es decir, vamos respondiendo lentamente como sociedad”, consideró.
Enfatizó que dichos métodos o procesos relacionados al medio ambiente, deben darse a conocer a la ciudadanía con un lenguaje traducido y entendido de manera que la formación ambiental sea posible.
“Otro problema son los intereses económicos, son predominantes sobre el bienestar generalizado. Muchas empresas siguen estrategias para parecer sustentables y amigables, cuando no lo son, de tal modo que el consumidor se siente tranquilo, pero la realidad no es más que un esquema promocional. Vivimos en la ilusión de que se ha avanzado en la reducción de la basura, en reciclar, cuando el problema no ha disminuido”, afirmó.
A pesar de ello, el académico estimó que las acciones en materia de reciclaje o aquellos ejercicios que lleva a cabo la población para evitar un mayor daño al medio ambiente, son importantes, ya que en un futuro podrían tener un verdadero impacto positivo.
“Hay que entender que los procesos que tiene que ver con la educación ambiental en la población son lentos y, el hecho de que en estos momentos no sean tan efectivos, no quiere decir que en unos años no lo sean, si hacemos el ejercicio de practicar esa actividad, cuando esa cadena progrese y evolucione hacia realizar algo funcional, entonces ya habremos resuelto la primera parte de la tarea, que es acostumbrarnos”, mencionó.
La Universidad cuenta, desde el 2019, con la Coordinación de Gestión para la Sustentabilidad, área encargada de encabezar acciones a favor del medio ambiente en los espacios universitarios. Así como la FCN, que ofrece programas académicos en las áreas biológica, ambiental, veterinaria y de nutrición humana.