Los vuelos de carga estarán obligados a utilizar el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en un plazo de 90 días, informó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En su conferencia matutina, adelantó que la empresa DHL, cuyo primer vuelo aterrizará en febrero, se comprometió a utilizar la nueva terminal de manera regular a partir del próximo mes.
Por lo anterior, rechazó la petición de algunas compañías para que se otorgue un plazo de un año para la mudanza de aerolíneas, destacando que ese plazo es excesivo.
Dijo que anteriormente se utilizaban los aeropuertos del país “hasta para meter droga y dinero”.
El mandatario agregó que la empresa de paquetería decidió utilizar la terminal para aterrizar sus aviones de carga, después de que se diera a conocer el borrador de un decreto que cierra al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) a este tipo de vuelos.
Asimismo, adelantó que DHL solamente utilizará el AIFA a partir de febrero, cuando llegarán sus primeros vuelos a dicho aeropuerto. A partir de entonces, añadió, uno o dos aviones de la empresa arribarán diariamente. Además, sostuvo que asistirá asistirá al primer aterrizaje de la compañía.
AMLO leyó una carta escrita por la transnacional, en la que se comprometió a “comenzar un vuelo regular” en Santa Lucía.
El documento busca que dichos vuelos sean sustituidos por los de transporte de pasajeros, ya que sostiene que los primeros afectan la capacidad de operación de la infraestructura del aeropuerto.
Por lo tanto, afirma, “es necesario trasladar la carga hacia la red aeroportuaria disponible en el país” con el fin de “incrementar la seguridad operacional, la calidad en el servicio, el bienestar y la satisfacción del pasajero”.
Asimismo, advirtió que un traslado apresurado afectará “el correcto funcionamiento de la cadena de suministro, mermando la competitividad de la industria” e impactando cientos de empleos directos e indirectos que se generan con dicha actividad en el AICM.
Según el organismo privado, también generaría un problema logístico para las empresas y podría saturar las vías de acceso a la CDMX hasta el aeropuerto de la capital. Además, podría implicar un aumento de costos para los importadores y exportadores y costos de transporte terrestre, de aduanas y servicios.