Los picos, palas, cavadores, carretillas y los triciclos ya están listos. Es sábado por la tarde y parece una fiesta popular en Barrio Nuevo, San Mateo del Mar, un municipio del estado sureño de Oaxaca donde sus habitantes han cambiado el paisaje color café, solitario y sin vida de tres hectáreas de su territorio, por una imagen más verde, con la siembra de 5 mil plantas de mangle de su proyecto comunitario para restaurar el sistema lagunar, considerado su hogar.
Las abuelas, los abuelos, las mujeres, los hombres y los niños toman sus utensilios y plantas de mangle, y caminan rumbo a las lagunas Quirio y Mezquite, sitios sagrados que buscan volver a ser aquellos sitios donde había vida marítima y abundaba el camarón, jaiba y pescado.
El mangle es la principal vegetación de este municipio ikoots, localizado al sur de Oaxaca donde viven 10 mil habitantes y contribuye a que el viento no afecte la pesca, a que las casas no se inunden por su cercanía con el mar y a que haya una regulación de temperatura, y es que en las últimas dos décadas la zona ha sido acechada por la expansión territorial que ha causado la deforestación.