El Inegi sigue mejorando sus procesos de análisis de información y generando con ello datos de enorme oportunidad y pertinencia. En esta ocasión publicó el reporte preliminar sobre la mortalidad registrada en México para el periodo de enero a marzo de 2022, con datos más que preocupantes, considerando la retórica oficial relativa a que la pandemia ha quedado atrás.
Los datos que tiene el Inegi muestran que en el primer trimestre de este 2022 han fallecido 255 mil 448 personas, es decir, un promedio diario de 2 mil 838 defunciones o bien, dos defunciones cada minuto. De mantenerse constante la tendencia de mortalidad de este año, tendríamos otra vez un año con más de un millón de muertos, pues la cifra esperada, con los datos que se tienen hasta ahora, sería de aproximadamente un millón 50 mil decesos al terminar este año.
Es de destacarse que en el mismo periodo de 2021 se tuvo un registro de 373 mil 126 defunciones, lo que significa una disminución entre ambos periodos, de 117 mil 678 decesos menos en este año; sin embargo, no debe olvidarse que 2021 ha sido el año más letal en la historia del país. De este modo, al comparar la cifra del primer trimestre de 2022, frente a la del primer trimestre de 2020, año en que dio inicio la aparición de covid-19 en nuestro país, la diferencia es de 52 mil 890 casos más en este año que transcurre, y de 55 mil 192 casos más respecto del primer trimestre de 2019. Todo esto sin dejar de recordar que covid-19 también produjo una inmensa cantidad de muertes por otras causas, predominantemente por diabetes e isquemias.
EL IMPACTO RELATIVO
Otra forma de dimensionar el impacto que ha tenido covid-19 en la mortalidad del país es estimando las tasas registradas. En efecto, mientras que el promedio para el primer trimestre de cada año, entre los años 2013 y 2019 fue de 15.1 casos por cada 10 mil habitantes, en 2020 la tasa fue de 16.1; en 2021 fue de 29.3; mientras que en este año la tasa fue de 19.9 decesos por cada 10 mil habitantes.
MUEREN MÁS LOS HOMBRES
En lo que respecta al sexo de la persona fallecida, entre enero y marzo de este 2022 han fallecido 145 mil 875 hombres (57.11% del total), frente a 109 mil 412 defunciones de mujeres (42.83% del total). Por edades, las diferencias son las siguientes: a) para el grupo de menores de 15 años, el registro fue de cinco mil 947 defunciones, de las cuales tres mil 279 son hombres y dos mil 668 son mujeres.
En el grupo de 15 a 24 años la cifra es de cinco mil 870 decesos, de los cuales cuatro mil 366 son hombres y mil 504 son mujeres.
Para el segmento de 25 a 34 años, la cifra fue de nueve mil 502 decesos, de los cuales, siete mil 147 son de hombres y dos mil 355 de mujeres; entre quienes tenían de 35 a 44 años la cifra total fue de 13 mil 154, de los cuales, nueve mil 48 eran hombres y cuatro mil 106, mujeres. Para el segmento de 45 a 54 años la cifra fue de 23 mil 138, entre quienes 18 mil 844 son hombres y ocho mil 294 son mujeres; para el grupo de 55 a 64 años el total se ubicó en 37 mil 86, siendo 22 mil hombres y 15 mil 86 mujeres; mientras que entre las personas de 65 años y más, el total fue de 159 mil 611, siendo 84 mil 317 hombres y 75 mil 294, mujeres.
LETALIDAD INÉDITA
De acuerdo con los datos del Inegi estamos ante los años más letales en la historia de nuestro país, en al menos los últimos 100 años. La tasa de mortalidad general creció, en los años 2020 y 2021, en el orden de 54.9% y 57.4%, respectivamente. Así, en el primer trimestre del año, cuando en la última década el promedio había sido de 15.1%, para el año 2021 se ubicó en 29.3 casos por cada 10 mil habitantes, mientras que en el 2022 llegó a 19.9, un indicador mucho más bajo que el del mismo periodo del año previo, pero de manera significativamente superior a la registrada antes de la irrupción de la pandemia en nuestro país.
LA VIOLENCIA, ENTRE OTROS INCONVENIENTES
Entre la población nacional hay diferencias enormes en las tasas de mortalidad de acuerdo con el sexo de las personas. Entre los hombres, la mortalidad es mucho mayor y en varios grupos etarios la tasa de mortalidad entre hombres es de más del doble que la registrada entre mujeres. La diferencia se encuentra sin duda, en las prácticas sociales y en los hábitos no deseables. Por ejemplo, entre la población joven el principal factor de diferencia es la violencia (accidentes, suicidios y homicidios); mientras que en las edades más avanzadas el diferenciador es el conjunto de enfermedades crónico-degenerativas, particularmente diabetes e isquemias.
Excélsior