La tendencia en nuestro país es el aumento de mujeres que deciden no tener hijos, aunque ese porcentaje aún es bajo, con respecto a otros países.
En México, de las mujeres de entre 40 y 49 años que no han tenido hijos, en 2018 sumaron 18% del total de mujeres mexicanas, según el Estudio de Mujeres y Hombres en México 2019 del Inegi.
En 1990, el porcentaje de mujeres entre 40 y 49 años sin hijos era de 6.7%, creció a 7.95% en 2010, y en 2020 se calculó en 18%, es decir, se duplicó el número de mujeres que decidieron no tener hijos durante su etapa reproductiva.
Aún con los “bebés de la pandemia”, la tendencia muestra una reducción gradual en la natalidad, ya que de 1994 a 2020, descendió en 44%, según datos del Inegi.
Mientras que el promedio de hijos era de 2.6 para el año 2000, en 2010 bajó a 2.3 y en la última actualización de la ENDID, ya era de 2.1 para 2020, según el Censo de Población y Vivienda 2020 del Inegi. El porcentaje total de mujeres entre 15 y 49 años, sin ningún hijo es de 33.7 por ciento.
Las mujeres “patronas-empresarias” son las que menos eligen tener hijos (1.5% con hijos), las “empleadas” (74.4% con hijos). Del total de madres del país, 21.4% trabaja y 69.5% no lo hace en ninguna actividad económica, 9.1% está en la categoría de “no especificado”.
De las mujeres que tienen actividad laboral, 74.4% son empleadas y tienen al menos un hijo, en contraste, las mujeres “patronas/empresarias” son el 1.5% de mujeres con al menos un hijo.
Quienes dijeron ser obreras representan 8.6% del total de madres; jornaleras 1.1%; trabajadora por cuenta propia 9.8%; trabajadora no remunerada, 3.6%; y quienes trabajan, sin especificar en qué, 1 por ciento.
La mayor cantidad de las madres que no trabajan en actividades laborales fuera de casa están en Guerrero (85.2%), Campeche (85%), Puebla (81.3%), Tabasco (80.9%) y Oaxaca (80.5%).
Las entidades con más madres trabajadoras son Baja California, Chihuahua y Sinaloa. Aquí, 32.4%, 48.3% y 49.1%, son madres que no tienen una actividad económica en el ámbito laboral.
LOS NUMEROS EN ROSTROS
Ya sea por una “dolorosa decisión” o por “convicción”, las mujeres que deciden no tener hijos se ven sujetas a la presión social, sobre todo, de sus familias y amigos cercanos, y difícilmente cuentan con el apoyo de las instituciones de salud o médicos particulares para tomar decisiones definitivas e impedir un embarazo no deseado.
María, sicoterapeuta e instructora de Yoga, de 49 años, quien solicitó el anonimato, contó en entrevista a Excélsior que experimentó un “proceso doloroso” para decidir no tener hijos. Luego de que le diagnosticaron bipolaridad, no pudo embarazarse antes de ser medicada y conoció a su pareja actual a los 35 años.
“Siempre pensé en pareja; desde chica no vi tener hijos, si en algún momento lo llegué a pensar imaginaba una ‘familia grande’. Y el tema de los hombres, yo era la novia que huía, no me quería comprometer.
Uno de los temas que siempre tuve fue no tener hijos sin pareja estable y no lograba consolidar una pareja, pero hasta los 35 años, llevamos 10 años, él ya tiene hijos. Intentamos, pero no se logró, luego tuve un brote sicótico y estuve medicada; ahí fue donde decidí no, porque yo tengo bipolaridad”, explica María.
A ella le ponen muy mal los ruidos, el exceso de gente y el desorden.
Tuvo temor de tener un hijo con alguna enfermedad mental y prefirió ser la “tía consentida” y expresar su maternidad con sus sobrinas.
“Hoy en día, a los casi 50 años me siento tranquila, pero sí puedo decir que pasé crisis muy fuertes por la sociedad de primero, ‘cuándo te casas’, luego ‘soy la mayor en la familia’; se casó primero mi hermano, vinieron mis sobrinas, ahí la crisis. Me decían ‘chivo saltado, chivo quedado’”, indicó.
“Los 10 de mayo, no sabes, la pasaba bastante mal, yo decía ‘no es posible, cómo todo mundo está festejando el día de la madre’. Hoy, por las mismas marchas feministas ya no es tanto que se romantice el término “madre”, pero esto viene de unos años para acá”.
Hoy María está tranquila y explica a sus sobrinas y alumnas jóvenes con diagnóstico siquiátrico, el proceso que vivió para tomar la decisión de no ser madre.
También por cuestiones médicas, pero con decisiones profesionales, Melany Solares, diseñadora gráfica de 33 años, decidió no tener hijos.
“Me veo un tanto dividida entre darme tiempo, darle tiempo a la oficina, a mis sueños; la cuestión laboral me pesa mucho porque vuelvo a lo mismo, yo no tengo tiempo a veces para mi propia persona, a veces tengo que andar dobleteando entre una chamba y otra, entre la oficina y mis deseos de realizarme profesionalmente, y me hago este cuestionamiento: ¿realmente tengo ese tiempo para otra criatura que requiere de atención 24/7?”, expresa.
En 2017 fue diagnosticada con un mioma en el útero y dejó claro a los médicos que la operaron que ella no quería tener hijos, pero se topó con la sorpresa de un ginecólogo que le sugirió “embarazarse” para terminar con sus problemas de ovario y útero.
“Me pareció aberrante que me haya dicho eso un supuesto profesional, cómo voy a dar a luz a una criatura para pretender salvarme, curarme, no debe ser así. Pasaron dos años y recaí con otro tumor más grande, y fue la decisión definitiva, la histerectomía”.
Melany tuvo comentarios de familiares y amigos desde que, por sus aspiraciones laborales decidió no tener hijos. Ya casada le decían que, cómo ella y su esposo, “se iban a realizar como pareja si no tienen los hijos”.
“En algún momento de mi juventud llegue a imaginarme con hijos, pero la verdad, la imaginación no se transformó en algo así como apasionante”.
Fanny Silva, estudiante de 21 años, decidió no tener hijos por sus aspiraciones profesionales, la responsabilidad que conlleva ser madre y por factores medioambientales.
Convencida de que se ha “romantizado” la idea de ser madre explica que “tienes que estar preparada para hacerle frente a las necesidades de un hijo.
“Si vas a traer a otra persona al mundo es para que la pase mejor que tú, no para que viva peor. En términos medioambientales, estamos en un mundo que, con el cambio climático y la crisis ambiental, la huella que nosotros dejamos es mucho mayor. No me gustaría que en unos años mi hijo experimentara problemas de escasez de agua o enfermedades”.
Fanny estudia Economía y aunque cree que tener hijos no es impedimento, no le gustaría ser una madre que deja a sus hijos con una niñera mientras trabaja.
Refiere también que “he visto incontables madres y padres que sufren por la inseguridad, la corrupción les quitó a sus hijos”.
En su casa, su madre lamenta que no podrá tener nietos, pero entre sus amigos de la misma edad, “la mayoría no quiere tener hijos”.
Aún no ha intentado tomar alguna decisión respecto a su fertilidad, pero conoce casos en que no sólo se les han negado procedimientos por la edad, sino también por la postura de la pareja.
CON MÁS MADRES TRABAJADORAS
Estas son las entidades en las que, a pesar de trabajar, la mayoría no tienen una actividad económica en el ámbito laboral:
BAJA CALIFORNIA 32.4%
CHIHUAHUA 48.3%
SINALOA 49.1%
MUJERES CON ACTIVIDAD LABORAL
74.4% son empleadas y tienen al menos un hijo.
1.5% son patronas/empresarias, con al menos un hijo.
Excélsior