En su mensaje por el Día Internacional de Concientización sobre las Minas y Asistencia en la Acción contra las Minas, Antonio Guterres, secretario General de la ONU, instó a todos los países a unirse al Tratado 1997, que prohíbe el empleo de armas que no distingan entre personas civiles y combatientes o causen sufrimientos innecesarios o daños superfluos.
“Las minas, los restos explosivos de guerra y los artefactos explosivos improvisados continúan matando o hiriendo a miles de personas cada año, muchos de los cuales son niñas y niños”, declaró Guterres.
Bajo ese contexto, una niña y cuatro niños murieron el pasado viernes, cuando un remanente explosivo de guerra detonó en el distrito de Marjah, provincia de Helmand en Afganistán. Otro niño y una niña también resultaron heridos, de acuerdo con Mohamed Ag Ayoya, representante de UNICEF.
Hace 30 años, activistas lanzaron la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Terrestres y, cinco años después, quedó abierta la Convención para la Prohibición de las Minas.
Guterres enfatizó que es necesario proteger mejor a las personas que viven bajo la sombra de estas “armas abominables” en países como Siria, Somalia, Afganistán y Myanmar.
Guterres calificó la acción contra las minas como “una inversión en la humanidad” y agregó que “es un requisito previo para los esfuerzos de ayuda humanitaria y la base de una paz duradera y un desarrollo sostenible”.
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