La Policía de España sospecha, como hipótesis principal, que las muertes por apuñalamiento de un menor de edad y un joven el sábado pasado en Madrid se produjeron durante dos reyertas entre integrantes de los grupos Dominican Don’t Play (DDP) y los Trinitarios.
Según informan a Efe fuentes policiales, los investigadores tratan de averiguar qué tipo de vinculación tenían las dos víctimas con estas dos bandas latinas, mayoritarias en la región de Madrid.
Las fuerzas de seguridad detuvieron la misma noche del sábado a dos personas, un español de 20 años de origen sudamericano y un ecuatoriano de 27, como presuntos autores de la muerte de un joven de 25 años en un parque del barrio madrileño de San Fermín.
Los sospechosos podrían pasar a disposición judicial hoy, sin que se descarten más detenciones por estos hechos, precisaron las mismas fuentes.
La Policía también continúa con las indagaciones para dar con los responsables de la muerte de otra persona, un chico de 15 años, a las puertas de una discoteca en la céntrica calle de Atocha, donde el pasado sábado se celebraba una fiesta para menores de 16 años. Fue atacado por ocho jóvenes con armas blancas, que le dieron un machetazo en el pecho.
Otro chico de 17 años resultó herido muy grave en el barrio de Montecarmelo, cuando un grupo de menores que escuchaban música y bebían fue atacado por diez jóvenes también con machetes.
Según fuentes de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, las agresiones son una coincidencia en el tiempo, y no hay un repunte de la actividad de estas bandas juveniles, un problema que, en cualquier caso, siempre preocupa a las fuerzas de seguridad.
De hecho, la Policía puso en marcha en diciembre pasado la operación Hispano para intensificar el trabajo contra las bandas juveniles.
El resultado, por el momento, es de más de mil identificados, más de cien detenidos y la intervención de numerosas armas.
Ahora esa operación se va a rediseñar para ver dónde se tiene que intensificar la intervención policial, si bien se reclama una mayor vigilancia e implicación por parte de los padres y de los educadores para que los menores no se integren en estos grupos.
López Dóriga Digital