Investigadores del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas y de la Charité – Universitätsmedizin Berlin han presentado en un artículo en la revista ‘Science’ nuevos hallazgos sobre la respuesta inmunitaria contra el SARS-CoV-2.
Su estudio se basa en investigaciones de anticuerpos provocados por la infección con la variante beta del virus. Los investigadores concluyen que puede conferir una amplia inmunidad a múltiples cepas virales, lo que podría ser beneficioso para la protección contra las variantes Delta y Ómicron, actualmente prevalentes, así como contra futuras variantes. En su opinión, este aspecto debería tenerse en cuenta en el desarrollo de estrategias de vacunación.
Los anticuerpos son proteínas que el organismo utiliza para defenderse de los agentes patógenos. El sistema inmunitario humano puede producir una variedad casi inagotable de ellos haciendo uso de diversos mecanismos: en particular, recombinando repetidamente los planos de los componentes de un anticuerpo que están almacenados en el genoma.
REPLICACIÓN EN EL LABORATORIOS
Los hallazgos de estos científicos alemanes se basan en un análisis de los anticuerpos que aislaron de la sangre de 40 personas. Todos los pacientes habían sido infectados con la variante beta del SARS-CoV-2. De los aproximadamente 300 anticuerpos estudiados inicialmente, 81 se unían con especial fuerza a la proteína de la espiga del coronavirus.
Reincke y sus colegas desentrañaron los planos genéticos de los anticuerpos. Esto les permitió comprender qué genes desempeñan un papel en el ensamblaje de estos anticuerpos y producir artificialmente estas proteínas inmunitarias para estudios posteriores.
DEPENDE DEL LUGAR DE UNIÓN
La clave de la reactividad cruzada es el sitio de la proteína de la espiga al que se une un anticuerpo concreto y si este sitio ha cambiado entre las variantes virales. «Los anticuerpos con amplia eficacia se dirigen a zonas de la proteína de la espiga que han permanecido en gran medida iguales en las variantes víricas anteriores», señala Kreye.
Sin embargo, hay excepciones en el caso de ómicron: «Hemos encontrado anticuerpos que funcionan bien contra beta y ómicron y sólo débilmente contra otras variantes. Estos anticuerpos concretos se unen a sitios de la proteína de la espiga que son bastante similares en beta y ómicron, pero no en otras variantes».
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