Los maestros de educación básica y media superior muestran alarmantes indicadores de riesgo conductual; 99 por ciento requiere de atención prioritaria.
Al menos una vez a lo largo de la contingencia se han visto expuestos a conductas de consumo o violencia.
En primaria, 30 por ciento requiere intervención; en secundaria 31 por ciento y en preparatoria 37 por ciento.
Así lo advierten datos de la encuesta Educar en contingencia, realizada por la Universidad Iberoamericana con el apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y con el asesoramiento de otras seis instituciones universitarias.
El estudio encontró que el impacto sicológico por la pandemia es una de las cosas que más ha golpeado el bienestar del magisterio. Una de las situaciones en las que peor se han sentido prácticamente 4 de cada 10 trabajadores de la educación es precisamente en su estabilidad emocional.
De hecho, sólo 1% de los maestros ha tenido un afrontamiento deseable de la situación que han vivido durante la crisis sanitaria.
“Uno de los elementos más preocupantes que encontramos entre los docentes fue el riesgo de conducta y todo esto derivado de la situación de contingencia; es un hecho que todos estamos cansados y entonces, las maestras y los maestros, también tienen que atender a sus hijos, que al mismo tiempo están tomando clases y además tienen a la pareja y entonces se volvió la locura, así que de alguna manera tiene que existir una válvula de escape y no siempre esa válvula de escape fue productiva sino que a veces a se dio través de conductas de riesgo”, explicó Luis Medina Gual, coordinador del doctorado interinstitucional en Educación de la Universidad Iberoamericana.
Paradójicamente, destaca también el hecho de que los maestros muestran indicios altos de regulación emocional. En primaria 51% tiene nivel deseable, en secundaria 50% y en preparatoria 49%.
Excelsior