martes, abril 22, 2025
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Boris Johnson, de la gloria electoral al estado de convulsión en solo un año

En los 365 días desde que obtuvo la mayor victoria electoral en 40 años en el Reino Unido, Boris Johnson se ha divorciado, se ha comprometido, ha tenido un hijo, ha rozado la muerte, se ha enfrentado a la mayor pandemia en un siglo y ha lidiado con una recesión sin precedentes.

Elegido con un 43.6 por ciento de los votos (el porcentaje más alto desde 1979), Johnson recibió de la sociedad británica carta blanca para, antes que nada, completar el Brexit, la salida del país de la Unión Europea.

El Reino Unido abandonó la UE efectivamente el pasado 31 de enero, pero se abrió un período de transición hasta el final de este año que está a punto de expirar sin que se haya llegado a un acuerdo para definir la relación futura.

Su predecesora, Theresa May, fue forzada a dimitir por su propio partido al no conseguir el apoyo del Parlamento a su pacto con la UE.

Johnson acabó firmando un documento muy similar al que le costó el puesto a May y se comprometió desde el primer momento a que, pase lo que pase, la transición acabaría antes de 2021.

La pandemia que lo cambió todo

Si en diciembre del año pasado Johnson festejaba y se las prometía felices ante un panorama económico benigno, la realidad de la pandemia le golpeó.

El gobierno británico apostó inicialmente por dejar expandir la enfermedad para alcanzar la llamada “inmunidad de rebaño“, pero rectificó sobre la marcha al ver cómo se convertía en el país europeo más castigado por el COVID-19.

Johnson, de 56 años, ingresó el 5 de abril por la enfermedad en un hospital, del que salió una semana más tarde tras pasar tres días en cuidados intensivos al borde de la muerte.

Solo dos días después de reincorporarse al trabajo nació por la enfermedad su primer hijo con su novia, Carrie Symonds, de 32 años, con la que este año se comprometió tras divorciarse de su segunda esposa.

La crisis suscitada por el coronavirus ha causado que la economía británica esté todavía un 8 por ciento por debajo de los niveles previos a la pandemia, y aunque los empleos se mantuvieron en respiración asistida gracias a los programas de gasto público, en las últimas semanas se suceden las quiebras de grandes almacenes, como Debenhams.

La situación económica ha frenado los planes de inversión gubernamental en el norte de Inglaterra, una zona tradicionalmente laborista, pero que cambió el sentido de su voto en las últimas elecciones para respaldar a Johnson.

“Un año después, estamos en peor estado que cuando empezamos. Tenemos menos dinero y los centros de las ciudades están deprimidos. La pendiente se ha inclinado y seguimos abajo”, considera la politóloga Rachel Wolf, coautora del programa de los tories para las elecciones.

En una conferencia organizada por el conservador Centro para Estudios Políticos, Wolf dijo que el Ejecutivo tiene el reto de conseguir que los votantes perciban que ha habido verdaderamente un cambio, al mismo tiempo que gestiona los efectos sanitarios y económicos de la pandemia, el Brexit y la reducción de emisiones.

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