Al menos 14 millones de personas podrían pasar hambre en América Latina debido a la creciente pandemia del coronavirus, que recluye a la gente en su casa, destruye puestos de trabajo y lastra a la economía, según advirtió el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas.
Nuevas previsiones publicadas el miércoles por la noche incluían un brusco aumento en la inseguridad alimentaria. Mientras que en 2019 afectó a 3.4 millones de personas, el número podría ser más de cuatro veces mayor este año en una de las regiones más vulnerables del mundo.
“Estamos entrando una fase muy complicada”, dijo Miguel Barreto, director regional del PMA para América Latina y el Caribe. “Es lo que nosotros hemos llamado la pandemia del hambre”.
En toda la región ya se ve la sombra del hambre. Ciudadanos desesperados incumplen las cuarentenas para salir en busca de dinero y alimento, o cuelgan banderas rojas y blancas desde sus casas para pedir ayuda. Muchos de los hambrientos son trabajadores informales que forman una parte considerable de la fuerza de trabajo latinoamericana, mientras que otros han caído ahora en la pobreza tras perder sus empleos en medio de una crisis económica histórica.
“Soy el capitán de la familia”, dijo Dieufete Lebien, de 57 años, obrero de la construcción ahora desempleado en Haití. “Un barco que se hunde”.
Es probable que el número de personas que pasan hambre sea mayor al estimado por la ONU, que sólo contabiliza las cifras de los 11 países donde opera. Por ejemplo, el cálculo no incluye a Venezuela, donde una de cada tres personas pasó hambre el año pasado, según el estudio de la agencia alimentaria en 2019.
La pandemia de COVID-19 está castigando a América Latina. Brasil ya es el segundo país del mundo con más infectados, por detrás de Estados Unidos, y las cifras van subiendo en Perú, Chile, México y otros lugares, aumentando la presión sobre los hospitales y las poblaciones pobres tanto en zonas rurales como urbanas.
El director ejecutivo de la agencia alimentaria de la ONU, David Beasley, advirtió en abril de que 130 millones de personas podrían verse “empujadas al borde de la inanición” en todo el mundo para finales de 2020. Las nuevas previsiones para América Latina indican que la región se vería especialmente afectada.
En Haití, el hambre podría llegar a más del doble de personas que ahora, pasando de 700.000 a 1,6 millones de afectados. También se espera que la desnutrición se dispare entre los cientos de miles de emigrantes venezolanos que viven en países andinos, así como entre los habitantes de países centroamericanos que ya sufrían una grave sequía.
El impacto de ese brusco aumento podría tener implicaciones a largo plazo, desde altos niveles de malnutrición infantil crónica a problemas de seguridad. El PMA pidió a las naciones que amplíen su red de protección social a personas que de forma tradicional no podían optar a recibir ayuda.
Muchos gobiernos y organizaciones internacionales han tomado medidas, proporcionando transferencias de efectivo y entregas de comida, pero enfrentan complicaciones logísticas y económicas.
La Jornada